Capítulo 4

2758 Palabras
Capítulo 4   - Toma - ¿Qué es esto? Pregunté, sosteniendo la invitación. - Es una invitación - Eso lo puedo notar, tonta - ¿Qué te cuesta ser amable con ella? Protestó Nadia. - Eres un mal chico Susan me fulminó con la mirada. - ¿Por qué no me dejan las tres en paz? – pregunté, atándome los cordones de las zapatillas – Solo quiero disfrutar del festival… - ¿De los callejeros del Club? Preguntó Nadia, mirando el escenario donde el grupo de Kyle estaba haciendo un espectáculo. Era el festival de la escuela y normalmente el “Club de Baile” hacía una presentación que era aclamada por muchos. Era un día que a muchos, incluyéndome, le agradaba, pues era divertido ¡Pero no lo era si Lily se interponía! ¡Esa mocosa lo arruina todo! - A mí no me parecen tan malos… Comentó Susy, mirando fijamente el escenario. - ¿Qué has dicho? Preguntó Nadia, alzando una ceja. - Eh… - Susy miró a su amiga – Bueno, no hacen lo que nosotras en el ballet, pero no puedes negar que es entretenido - ¿Qué? - Ya… no peleen – pidió Lily – Es una invitación para el recital de ballet de Navidad - ¿Qué te hace pensar que querré ir? Pregunté, extendiéndole la invitación. - Quédatela – sonrió – Aunque no vayas - La lanzaré a la basura - Aunque la lances a la basura Ella no perdía la sonrisa, definitivamente Lily era la chica más estúpidamente rara que conocía. - ¿Qué tal estuvimos? Preguntó una voz, era Kyle, sonriendo. - ¡Estuviste genial! Contestó Lily sonriente. - Humm… Fue lo único que dijo Nadia y Kyle rió. - ¿Tú qué opinas? Le preguntó el chico a Susy quien solo miraba el suelo. - Me pareció bien Susurró ella. - Toma – Lily le extendió una invitación a Kyle, este sonrió aún más – Es para el recital de Navidad - ¿Todas van a participar? - Yo seré “Clara[1]” – contestó Lily sonriente – Nadia será una niña, un copo, una bailarina… muchos personajes – Nadia se cruzó de brazos y miró ceñuda a Lily – Y Susy será el “Hada de Azúcar” - Y bailará con el guapísimo de Chad Comentó Nadia con una sonrisa - Sí… Susan sonrió y se sonrojó, mirando el suelo. - Oh… Fue lo único que dijo Kyle, mirando su invitación. - Bueno, ya que esto es una charla de bailarines, me largo Dije. - ¿Tú irás, Meyer? - Definitivamente no Contesté, dándome la vuelta y yéndome a otra parte. Los bailarines me estresaban, los cuatro me estresaban. Susan por ser tan tímida, Nadia porque se sentía con el derecho de poder gritarme, Kyle… no sé qué tenía él pero también me estresaba, y Lily me estresaba su existencia. - ¡Louis! Me giré, era Cedric. - Cedric… Suspiré aliviado. - Te vi con los bailarines - No me lo recuerdes – mascullé – Lo que más quiero es mantenerlos a todos ellos alejados - Bueno… al parecer tus días de ser acosado se acabaran pronto - ¿Qué? Pregunté y Cedric señaló atrás de mí. Kyle abrazaba a Lily y ella sonreía, sonrojada. Miré la escena, sintiendo una alegría inmensa en mi interior ¡Al fin! Ta vez ese chico tenía un interés en Lily, tal vez Kyle podría lograr lo imposible: Quitarme a Lily de encima ¡Sí! ¡Yo iría a su boda! ¡Les daría una casa! - Sería genial – dijo Cedric, sacándome de mi fantasía – Imagínatelo, una vida sin Lily encima de ti - Sería lo mejor que me pudiera pasar Sonreí. - Sí… - Cedric sonrió - ¡Vamos a esos juegos! Cedric corrió hacia uno de los puestos con premios y yo lo seguí. De verdad sería una bendición si Lily consiguiera un novio ¡Además tenían muchas cosas en común! Ambos bailaban y no me agradaban ¡Eran la pareja perfecta! Los volví a mirar, ahora ella estaba en la espalda de Kyle y este reía a carcajadas. Ellos… ellos de verdad hacían buena pareja. Alcancé a Cedric y nos pusimos a jugar a derribar latas. Cedric consiguió un perro de peluche que regalaría a su novia y yo un oso panda que regalaría a Lyn cuando la viera. Su imagen apareció en mi mente y sentí una presión en el pecho. Hace mucho que no la veía, ella ahora estaba muy concentrada en sus competencias y no me podía ver, ni siquiera había querido correr junto a mí en lo que iba de la semana. Las horas siguieron pasando y yo me despedí de Cedric, quien acaba de encontrarse con su novia. Comencé a caminar por los terrenos de la escuela, viendo a todos divertirse y comiendo chatarra, yo por alguna razón dejé de sentir la diversión. Escuché risas y vi como Kyle le entregaba un oso gigante a Lily, mostrándole los músculos que no poseía en el brazo. Bajé la mirada, definitivamente el día había perdido su encanto.   La mañana siguiente salí temprano a correr, topándome con Lyn quien me pidió con amabilidad que no la distrajera, para luego seguir corriendo. Miré el suelo, soltando un suspiro, las ganas de correr se me habían ido. Lyn era lo que me motivaba a salir a correr los domingos, en lugar de descansar como se supone que debía de hacer, pero ahora había perdido esa motivación. Caminé a casa, sintiéndome cansado, aunque no hubiera hecho nada de ejercicio. Mamá estaba ahí, cocinando y hablando animadamente con papá. Me senté en la mesa y los miré, esperando a que el almuerzo estuviera listo. - Hubieras visto… - rió mamá – Kate se puso como loca - Me imagino, con el carácter que tiene – rió papá – De seguro John se escondió detrás del sofá de nuevo a esperar a que su esposa se calme - Ella gritaba y gritaba Rió mamá y yo negué con la cabeza. Tío John amaba a tía Kate, las historias que me contaban de ellos dos me hacían confirmarlo, pero entonces, después de años conociéndolos, me di cuenta que él era un hombre que se dejaba mandar por su esposa. Mi tía daba miedo, así que no me sorprendía que él le hiciera caso en todo lo que exigía, supongo que eso sucede cuando te enamoras en exceso de una persona, porque él también es de las personas que lloran a mares cuando se pelean con sus parejas, lo confirman las cinco veces que vino llorando a mi casa por algo de consuelo de parte de mi papá. - ¿Solo porque Lily iba a salir con ese chico Kyle? Preguntó papá y yo alcé la mirada ¿Kyle? ¿Lily iba a salir con Kyle? Ellos apenas se conocían ¿Cómo podían salir? Pero supongo que así funcionan las relaciones ¿No? Aunque cuando yo conocí a Lyn, primero fuimos amigos y después de años la invité a salir por primera vez, pues me gustaba, me había dado cuenta de que me gustaba mucho ¿Cómo Lily podía aceptar salir con alguien que apenas conocía? - Sí – rió mamá – Ella decía: “Mi hija no saldrá con un chico de dieciocho años, es muy mayor para ella” Y también estaba ese tema. Kyle era mayor, le llevaba cuatro años a Lily ¿Quién sabe qué clase de pensamientos tendría hacia ella? ¡Y Lily era una niña de catorce! ¡Apenas era una adolescente! - ¿Al final que sucedió? Preguntó papá. Conociendo a mis tíos, estaba ciento por ciento seguro de que no le darían permiso a su hija pequeña de salir con un casi graduado. Lily era sobreprotegida en exceso, no la dejarían salir ni en sueños con Kyle. - Kate aceptó porque Lily le rogó – contestó mamá y yo me sorprendí – La única que puede controlar a Kate es su hija, es idéntica a ella - Eso sí es sorprendente Admitió papá. Me levanté de la mesa, ya no quería seguir en la casa, debería volver a hacer ejercicio en lugar de escuchar lo que Lily hacía con su vida. Mis padres se me quedaron viendo, yo no les hice caso y continué con mi camino. Comencé a correr lejos de la casa, correr siempre me calmaba. Sentía una presión en el pecho y el deseo irrefrenable de querer ver a Lyn. Continué corriendo, siendo llevado por mis instintos, guiado por mi deseo de seguir corriendo para no tener que declarar el día como “Desperdiciado”. Me detuve y tomé una bocanada de aire, me sentía sofocado, muy cansado. Miré a mi derecha, ahí estaba la puerta de la casa de Lyn. Parecía que se burlaba de mí, como diciendo “¿Qué haces aquí? Sabes que ella no está”. Quería tocar el timbre, verla, al menos hablarle, pero solo miraba la puerta. - Hola… Saludó una voz y yo me giré, ahí estaba ella, con el rostro enrojecido. - Hola Saludé. - ¿Viniste a saludarme? Preguntó. - Quería verte - Lamento mi actitud durante la semana, pero es que… - Sí, ya sé… - solté un suspiro – Tienes prioridades - Louis… - Lyn tomó una de mis manos - ¿Sabes que me gustas muchos, verdad? - Y tú a mí… Ella sonrió. - Pero por ahora… - soltó mi mano y se mordió un labio – No puedo desenfocarme de mi meta: Ganar - Lo entiendo Asentí. - En verdad lo siento Louis, el no poder pasar tiempo contigo… lo lamento - Al menos… - la miré, ella hizo lo mismo - ¿Al menos podemos oficializarlo? - ¿Oficializarlo? - Que seas mi novia, de verdad, no solo una amiga que me gusta y a la que le gusto - Eso me gustaría – sonreí – Pero no puedo - ¿Por qué? – pregunte, sintiéndome repentinamente irritado – Solo sería agregarle una nueva palabra a nuestra extraña relación, dejar de llamarte “Amiga” para poder llamarte “Novia” - Es que como yo lo veo… - tomó mi mano – “Novios” es más que una palabra – soltó mi mano, yo miré el suelo – Es tener que estar pendiente de una persona, hacer cosas por eso persona, disponer de un poco de tu tiempo para estar con esa persona – asentí – Suena egoísta y lo siento – volví a asentir – Pero ser “Novios” es disponer de tiempo y dinero que no poseo - Comprendo – asentí resoplando – Creo que… mejor me voy - Louis… - Ya no queda nada más que decir Lyn – me alejé unos pasos de ella – Dejémoslo así - ¡Louis…! Gritó ella, pero yo empecé a correr. Mi corazón latía dolorosamente rápido. Acababan de rompérmelo y se sentía peor que ser pisoteado por una estampida de búfalos en la antigua pradera americana. El viento rugió, el estrepitoso ruido de hojas meciéndose sobre las copas, hojas crujientes amarillentas, marchitas cayendo, como mi corazón, pedazos rotos e inútiles, muertos, sin vida ni belleza. Miré el cielo, nublado, pomposas nubes en él, parecían burlarse de mí, acompañando mi estado de ánimo que iba en picada. Continué corriendo, mis pasos me llevaron al centro comercial. No me apetecía escuchar barullo de cajas registradoras, música en los altos parlantes y gente riendo, disfrutando de su domingo ¡No me apetecía! Pero de igual forma entré, mirando los escaparates ya decorados para las navidades, intentando calmarme. No me sentía enojado, no sabía cómo me sentía ¿Decepcionado? Tal vez, sí, quizá me decepcionaba que Lyn prefiriera centrarse en sus competencias antes que en cultivar lo que teníamos. Yo también tenía mis asuntos, yo también me preocupaba por mi futuro, por eso practicaba arduamente todo el tiempo, entrenando incluso con fiebre, y aún así intentaba dedicar al menos un minuto a Lyn. El tiempo vale oro, eso siempre dicen ¿Cuál es el valor de un minuto dedicado a la persona que quieres? Debe de ser muy elevado el precio y yo recién me entero. Continué caminando, había muchas tiendas repletas de personas, niños riendo, jugando, familias felices, parejas contentas, era un ambiente condenadamente alegre, el único punto n***o era yo. Simplemente mi día estaba yéndose a la mierda y yo intentaba no hundirme en él, dando manotazos de ahogado para salir a flote. Miré un escaparate de una tienda de muñecos de felpa, habían recreado una escena del “Cascanueces” con osos de peluche, se veía adorable, incluso me estaba haciendo sonreír, tal vez mi día aún era recuperable… - ¡No! Oí de pronto, seguido de una risa. Alcé la mirada para ver el interior de la tienda, ahí estaba Lily, riendo con Kyle, quien sostenía un enorme oso de peluche disfrazado de abeja. Ella reía, intentando no ser picada por el aguijón del oso, Kyle reía y al final la abrazó, ella seguía sonriendo. Ambos salieron de la tienda y yo me escondí detrás de un muro. Kyle sostenía una bolsa de regalos con corazones en ella, Lily llevaba una igual ¿Qué habrían comprado? ¿Algo de pareja? ¿Ya eran pareja? - ¿Crees que esto esté bien? Preguntó Kyle, tomándola de la muñeca, Lily lo miró y asintió sonriente. - Está más que bien – dijo - ¡Es perfecto! – Kyle sonrió – Que importa la edad, si uno quiere a otro, si de verdad es sincero el sentimiento… - Lily sonrió aún más – Entonces no hay problema - ¿Estás segura? - Absolutamente segura - ¿Entonces no se vería mal ante todo el mundo que me guste una chica de catorce años de la que me he enamorado a primera vista? - Suena tan lindo cuando lo dices así Rió Lily y Kyle se sonrojó. - Pero… - ¡Escúchame bien, Kyle Knight! – Lily de pronto adoptó una mirada seria, muy parecida a la de su mamá – No tienes nada de qué temer, solo tienes dieciocho, son cuatro años nada más – Kyle asintió – Mis tíos se llevan nueve y son novios desde que mi tía tenía diez - Wow… - Entonces no importa si ya te vas a graduar o si ya estás por jubilarte – Kyle volvió a asentir – Si amas a alguien, nada más importa - Gracias… Kyle de nuevo la abrazó, ella sonrió. Me di media vuelta y me fui de ahí, el día alegre de las personas a mi alrededor me estaba haciendo sentir mareado. El crujir de las hojas muertas, chocando entre sí, rozando el suelo y las ropas, era una melodía agradable para cualquiera, era la perfecta sinfonía para el día perfecto, el perfecto domingo. Miré el cielo, estaba claro, sin las pomposas nubes que lo adornaran, el sol brillaba ¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué cuando me siento tan perdido, el día tiene que ser puñeteramente perfecto para el resto? Llegué a casa, no quise almorzar. Tomé mi cuaderno y un rotulador, pensar las palabras me tomó un segundo:   Si amas a alguien, Nada más importa   Dejé el cuaderno a un lado y cerré mis ojos ¿Por qué me sentía así? ¿Qué me pasaba? Volví a abrirlos, una punzada fastidiaba mi pecho, mi corazón. Los ojos me empezaron a escocer ¿Por qué lloraba? Miré mi cuaderno y una sonrisa apareció en la hoja, una sonrisa que no reconocía pero me era familiar. Cerré mis ojos, quizá mañana podría aclarar mis pensamientos. Quizá podría vivir un perfecto día como el de hoy, quizá mañana la vida se encargaría de reparar todo lo sucedido, todo lo que me había conducido a vivir este día tan alegre como uno triste. Abracé mi almohada, suspiré, derramé una última lágrima y esperé… - Quizá mañana… Me susurré a mí mismo, presionando la almohada contra mi cuerpo. Afuera el día seguía perfecto para el resto de personas, pero para mí el día había acabado. Hundí mi rostro en la almohada y un oso vestido de abeja apareció en mi mente, junto con risas y varios corazones… [1] Personaje del “Cascanueces”.
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