—Martes, día de clases nuevamente, ya quisiera que llegaran las vacaciones —llegan las vacaciones y olvidate de tantas salidas con Alfredo— eso ya no sera un problema, lo hablaré con mamá —¿segura?— totalmente segura, no quiero más mentiras en mi vida y de ser posible tampoco secretos —esta bien entonces— si, lo esta, espero.
—¿Cata puedo pasar?
—Claro Fede, adelante —lo hace— ¿Qué ocurre?
—Solo quería saber como estabas.
—Bien Fede, hoy me siento tan, viva ¿podría decir?
—Esa cachetada como que te afectó.
—Muy gracioso Fede, ¿Sabes algo de Alfredo?
—Ya viene para acá.
—Excelente ¿Se nota el golpe?
—Un poco ¿Te dio con odio no?
—Con mucha ira si.
—Como lo odio, echate un poco de maquillaje y ya pasara desapercibido.
—¿Y mamá?
—Esperando para desayunar con nosotros.
—Yo no tengo apetito.
—Ayer no comiste nada Cata, ¿Estás buscando de enfermarte?
—Por un día que no coma eso no pasará Fede.
—No correremos el riesgo, vamos a desayunar.
—¿Y si llega Alfredo? Sabes bien que no bajara del coche porque sus golpes son muy notables.
—Salgamos de esto de una vez Cata, habla con mamá ya y que pase lo que tenga que pasar.
—No puedo decirle que Fernando me golpeó.
—¿Escuche mal verdad?
—¿Mamá?
—¿Qué dijiste Catalina?
—Puedo explicarte todo mamá.
—Empieza de una vez Catalina.
—Todo paso ayer mamá, veras...
—Sin rodeos Catalina —me interrumpe—.
—Es complicado mamá y no se como decírtelo.
—Empieza de una vez Catalina.
—Bien mamá —suspiro— ayer quede en hablar con Fernando al terminar la primera clase, quería decirle que ya tú sabías nuestra relación ya que ayer pasé fue con Alfredo en casa de la tía Madeleine, en final, quedamos en vernos en la cafetería de la universidad y así hablar, cuando llegue a esta ya él estaba allí y estaba muy cómodo con una tipa ahí de otro año —siento repugnancia de solo recordarlo— no dejaba de mirarle las tetas ya que esta se le insinuaba como podía y eso me hizo enojar un poco, cruzamos algunas palabras fuerte y entonces decidimos ir a otro lugar, le dije que debíamos regresar para la siguiente clase y me respondió que así sería lo cual nunca paso —alza una ceja y cruza los brazos— me llevo a su casa, creo que es de él, allí lo que menos quería era hablar, quería era tener sexo conmigo —esto si es incómodo la verdad— le dije que no y esto hizo que ser enfuereciera y me dijo que Andrea es mucho mas decidida que yo, eso me afecto un poco y decidí marcharme, no sabia exactamente donde estaba por lo que llame a Alfredo, le envíe la ubicación y a los pocos minutos llego allí por mi —su cara cambia un poco, pasa a una de alivio total— cuando Alfredo llego en su coche también venía Fernando, Alfredo bajo del coche y llegó a mi en ese momento Fernando se acerco y empezó a decir cosas que no debió, insinuó que Alfredo y yo le estábamos viendo la cara de estúpido, cosa que es verdad —miro a Fede y este me hace gesto para que continúe— luego dijo que lamentaba que yo me haya enamorado de él puesto que él solo me quiere para que le entregue mi inocencia y nada más, nunca me quiso, en ese momento Alfredo le dio un puñetazo en la cara que lo dejo en el piso, se levanto y siguió diciendo cosas tanto que me hizo salir de mis casillas y le dije que mi inocencia no la tendría porque...
—¿Por qué?
—¿Mamá?
—Continua Catalina.
—Bueno mamá porque pues —titubeo miro a Fede y este con su cara me dice que me apoya— le dije que ya se la entregue a Alfredo, cosa que es cierto —mamá se sienta en la cama y yo continuo— cuando escuchó esto me dijo que yo era una zorra y me dio una cachetada, me la dio tan fuerte que caí al piso también, en ese momento Alfredo se enfureció le dijo que a mi nadie me tocaba y se le fue encima a golpes, luego llego la policía y ambos acabaron detenidos, en la estación de policías llego el señor Petit y se encargo de todo, luego fuimos a su casa y pasamos el día con ellos alla, mamá lo siento —lloro— se que hice las cosas mal, debí decirte todo desde hace mucho pero no pude, yo lo siento tanto.
—¿Como es posible que se haya atrevido a golpearte? ¿Y como es posible que hayan pasado por tanto ayer y nadie me dijo nada?
—No queríamos que te enterarás de las cosas así mamá, solo llamamos a la tía Madeleine que ella no nos iba a juzgar.
—Es el concepto que tienen de mi y los entiendo, pero soy tu madre Catalina y Alfredo tiene razón, ningún hombre tiene derecho a ponerte un dedo encima, no de esa manera, hija lo siento, lamento que hayas pasado por eso, por algo no me gustaba ese muchacho, gracias a Dios Alfredo siempre esta. Luego hablaremos de lo otro, ahora dime ¿Estas bien? —estoy sorprendida—.
—Lo estoy mamá.
—¿Como esta Alfredo?
—Golpeado pero bien, no he hablado con él hoy.
—Esta afuera esperando por nosotros —dice Fede—.
—No debería de conducir así si esta tan golpeado, dile que pase, lo esperamos en el comedor.
—¿Estas segura de eso mamá?
—Claro, lo quiero como un hijo y eso no debe cambiar, bajemos al comedor, al finalizar la tarde cuando hayan llegado de la universidad debemos conversar, y espero que estén todos.
—¿Todos quienes? —pregunta Fede—.
—Tú Fede, Madeleine, Alfredo y tú Catalina.
—Esta bien mamá, aquí estaremos.
—Excelente, luego le hablare a Madeleine, ahora vamos.
—Sin mas sale de la habitación y Fede y yo soltamos la respiración, no nos habíamos dado cuenta que la estábamos aguantando, esto no lo puedo creer. Bajamos al comedor y ya mamá esta allí con Alfredo a su lado hablando como si nada.
—Alfredo.
—Catalina buenos días.
—¿Estas bien?
—Lo estoy, ya no hay mucho dolor ¿Tú estas bien? —asiento—.
—Desayunemos y luego se marchan a clases, espero que hoy todo marche bien.
—Vale mamá.
—Desayunamos en total silencio y al acabar nos despedimos de mamá y salimos de casa.
—Eso si fue muy extraño.
—Demasiado diria yo, creo que cambiaron a nuestra madre.
—Anda vamos ya o se les hará tarde.
—¿Te dijo algo! —pregunto subiendo al coche—.
—Nada, solo si le había dado su merecido.
—Que extraño.
—Si, ¿Qué le dijiste exactamente?
—Todo —pregunta con el gesto que hace en su rostro— todo, lo nuestro y lo que pasó ayer, todo.
—¡Oh vaya! Eso no lo esperaba.
—Ni yo, pero si no lo hacía en ese momento no lo haría nunca, al llegar de la universidad quiere hablar con todos nosotros incluida la tía Madeleine.
—Ok.
—Me sorprendió muchísimo lo calmada que esta mamá, la tranquilidad con la que tomo las cosas es impresionante.
—A mi igual Fede, no esperaba esa reacción de ella.
—Si ustedes están sorprendidos imagínense yo.
—Bueno, al final de la tarde veremos con que nos sorprende ahora.
—Estoy ansioso por ello.
—Todos lo estamos Alfredo, todos lo estamos.