—No he dejado que nadie se acerque tanto a mí, salvo las chicas —susurró—. Si fueras cualquier otro hombre, ya te habría dejado o, al menos, te habría puesto en la zona de amigos, pero no lo eres. En cambio, eres Teddy Sullivan, mi amor platónico de la infancia y mi mejor amigo, y ahora parece que quieres algo más, y no sé cómo manejar eso ni cómo conciliarlo con mantener a todos a distancia —dijo pensativa.
—Vaya. Tenías razón cuando dijiste que estabas mal, porque si crees por un segundo que me conformaría con ser solo tu amiga o que me mantuvieran a distancia, es que no me conoces de nada. Creo que eres hermosa —Teddy la besó en los ojos, cerrándolos—, fuerte y deseable —la besó en la nariz—, e increíblemente sexy —la besó apasionadamente—. Quiero que sepas que eres mucho más que tu pa
