Eros, esta completamente sorprendido por la habilidad que tenía el pequeño de interactuar con las personas. Algo que en su infancia no había funcionado de esa manera, teniendo en cuenta que era incluso mucho más retraído que su hermanito menor. Quizás se podía sentir hasta intimidado de qué a su edad fuera tan bueno sociabilizando para con los adultos, llevándolo a retraer a sus recuerdos más oscuros, en los que su madre los obligaba a estar siempre en diversos eventos, queriendo que fueran en el centro de atención. De ahí su fobia a hablar en público o ese rechazo a las cámaras, y los medios de comunicación. —Café.— Sonríe al responder mirando divertido a Aiden, que parecía hervir en sangre cuándo hablaba. Y aquel juego de fastidiarlo le estaba empezando a gustar al mayor. Teniendo

