Capítulo 92. La suerte de Geraldine. Carlos Torres caminaba de un lado a otro, con la mirada clavada en su teléfono. Había intentado comunicarse con el jefe de sus hombres, pero el teléfono estaba apagado, -- Que idiota he sido – susurraba mientras pensaba que fue él mismo quien les pidió que cortaran toda comunicación, sabía que su hijo había puesto seguridad extra en la mansión y conociendo muy bien a los agentes del corregidor, envío a su personal vestidos con los mismos uniformes, que mejor estrategia que esa para ingresar a la mansión. -- Solo hay una manera de detenerlo… debo hacerlo – se dice así mismo y antes de que pueda arrepentirse abre la puerta y sale rumbo a la mansión Ferrer. Pero ¿podría conseguir llegar a tiempo? Esa pregunta que se hacía mentalmente mientras cond

