Capítulo 36. Confrontaciones y algunas condiciones para aceptar.
Alicia abrió la boca para responder, pero en ese momento, la abuela apareció detrás de ella, su nieta había salido a recibir a su visita y todavía no la hacia pasar.
-- ¿Quién es este joven, Alicia? – le preguntó asombrada, nunca antes había aparecido en su puerta alguien como Piero, y le agradó la idea de que ese hombre este ahí por su nieta.
-- Él es... un amigo, abuela. Solo un amigo de la ciudad –
Piero extendió la mano, sonriendo amablemente.
-- Piero Ferrer, señora. Es un placer conocerla – la abuela se acercó más a él, para tomar su mano y saludar.
-- Es un gusto muchacho, ahora no pienses que siempre me gusta interrumpir. Pero no es conveniente que se mantengan acá afuera – señalo la calle y movió su cuerpo para
