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Kira, habitación privada
Cerré los ojos mientras el tubo de secado soplaba aire caliente por todo mi cuerpo. Era como estar parada dentro de un secador de manos en los baños públicos de la Tierra. Esto era algo a lo que no me había acostumbrado, que me pusieran en un mini huracán en lugar de usar una toalla. Hoy no me importó porque tenía prisa.
Angh estaba en su habitación.
Esperando.
Mi corazón dio un vuelco y cuando la máquina se apagó, respiré hondo y exhalé. Estaba nerviosa, como una niña de quince años con su primer enamorado. Pero mi cuerpo no se estaba comportando como el de una adolescente. No, mis reacciones eran todas las de una mujer. Mi coño todavía dolía por nuestra última vez juntos, mis pezones se endurecieron recordando la sensación de su boca sobre ellos, el tirón
