Emergencia
Antes de que Ethan pudiese hablar gritos se escucharon afuera y un gran alboroto los hizo ponerse tensos. Con rapidez, Connor se arregló los pantalones y tomó la chaqueta para salir apresurado al exterior seguido de su escolta. Cuando llegó al salón, mucha gente estaba mirando por las ventanas con expresiones de terror y cubrían sus bocas conmocionados en tanto varios dependientes salían a la calle para prestar ayuda.
- ¡¿Qué pasó?! - preguntó Connor.
- Un carruaje golpeó a una mujer... - dijo un dependiente en el mostrador y fue entonces que la sangre de su espina se congeló.
Sin dudar, el príncipe salió a la calle donde había un hombre en shock con varios transeúntes alrededor de alguien mientras otros sujetaban los caballos. En algunas zancadas ya estaba ahí y se abrió paso con el corazón apretado. No quería imaginarlo, pero su temor se hizo realidad. Amélie estaba en el suelo, inconsciente con una herida en la cabeza, su rostro estaba pálido.
- No fue mi intención. - balbuceaba el cochero - Salió de la nada.
Connor se inclinó para tomarla en brazos en tanto Ethan recogía la canasta y lo que se había esparcido alrededor.
- Necesito un carruaje... - ordenó en francés - ¡Un carruaje! ¡Ahora!
Su voz de mando hizo reaccionar a unos hombres quienes corrieron a la calle que cruzaba en perpendicular y detenían un carruaje.
- ¡Aquí! - le gritaron abriendo la puerta para que Connor subiera con la joven en sus brazos.
- A la embajada inglesa. - pidió Ethan en tensión al cochero quien asintió cuando el joven subió tras su amigo.
La marcha comenzó a velocidad mientras Connor aferraba a la mujer, preocupado. La fiebre había bajado de golpe debido a la adrenalina y el miedo.
- No la siento respirar... - murmuró.
- Está inconsciente, pero sigue respirando. - aclaró Ethan poniendo un dedo frente a su nariz para luego revisar detrás de su cabeza, sus hombros y brazos - No veo otras heridas graves, no siento huesos rotos o dislocados. - dijo continuando la revisión hacia sus muslos por lo que Connor lo miró de manera extraña.
Se sintió incómodo que otro hombre tocara en su presencia a la mujer que acababa de tomar y el darse cuenta le dejó mal sabor de boca.
- Llama al médico en cuanto lleguemos a la Embajada. - le dijo acercándola más hacia él.
- La herida de la cabeza sigue sangrando... - le dijo Ethan sacando un pañuelo para contener el sangrado en la parte posterior de la cabeza - Tiene buenos reflejos si pudo esquivar a un carruaje en marcha.
- No lo esquivó, está herida... - gruñó Connor.
- Con lo delgada que es y lo alterada que salió, lo hizo bien. Excelente. - explicó su amigo - Te salvó el pellejo, si no hubiera visto a la doncella poner algo en tu té, no lo estarías contando y estarías en problemas con esa noble.
- ¿Qué estaba haciendo? ¿Nos estaba siguiendo? - preguntó Connor con desconfianza.
- No lo creo... Escuche que tenía el día libre... - le dijo tomando la canasta que recogió. Una bolsa con chocolates, un par de cintas y una carta dirigida a Eilema - ¿Un anagrama? - dijo sorprendido. Era una costumbre del ejército y de los escritores ilustrados usarlos para ocultarse o como seudónimos.
- Está abierta, léela - ordenó Connor tenso.
Ethan asintió leyendo el contenido. Un claro mensaje en francés con una caligrafía elegante y culta decía:
"Sofhie est en sécurité" (Sophie está a salvo)
- Esto es cada vez más raro. - le dijo mostrando la carta a Connor - Esta sirvienta no es lo que parece. Estoy seguro. Puede ser un espía del Directorio en la embajada.
- No lo creo, hace su trabajo y cuida a su hermana. No se aleja de las órdenes del embajador. Debe estarse ocultando... Dijo trabajar en el palacio...
- ¿Una sirviente de Palacio? - preguntó.
Connor negó.
- Ambos sabemos que no es una sirvienta. Tienen educación de noble...
- ¿Qué vas a hacer?
- Aún no lo sé... - dijo con voz grave mientras el carruaje avanzaba hacia la embajada - Primero debemos asegurarnos que un médico la vea.
- ¿No te preocupa que sea una espía?
- Si lo fuera, no me hubiese ayudado...
- Aunque agradezco su ayuda, no voy a arriesgarte...- advirtió Ethan.
- Lo sé, pero no sabremos que oculta si muere...
Ethan suspiró y miró hacia el exterior del carruaje dejando a Connor observando a la joven. Se veía pálida y eso le preocupaba.
Esperaba llegar a tiempo.
Su escolta frunció el ceño mirando a la joven. Algo andaba mal, pero seguiría las indicaciones de su amigo.