Disculpas
Mel sintió que le hablaban desde muy lejos. Sentía los párpados pesados, pero podía sentir la suave tela de las mantas y el colchón bajo ella. No estaba en el frío suelo de las iglesias en París.
- Mi señora... - susurraba alguien cerca de ella - Trate de tomar un poco de leche antes de levantarse o podría desmayarse. Era Martha.
La joven abrió los ojos y se incorporó para ver a la mujer a su lado con una taza para luego mirar hacia la cama donde Zoe dormía en el regazo de Connor el que tenía los ojos cerrados y parecía estar dormido. Vio al príncipe heredero en el mismo lugar, dormido en la incómoda silla y se sintió culpable, pero infinitamente agradecida.
- Connor... ¿Cuándo llegó? - le preguntó, bebiendo algunos sorbos.
- Debe haber llegados después de que nos fuimos. Cuando entré estaba así. Debe haber estado muy preocupado y no supo cómo manejarlo.
Amélie asintió en silencio. No quería opinar al respecto. Menos cuando debía cambiar la reputación de inmaduro e irresponsable del príncipe.
- Lo importante es que ya está aquí...
- ¿Se siente bien? El dolor de ayer... - le preguntó la niñera.
- Ya estoy bien. Tal vez hice un mal movimiento. - mintió.
Había hecho el gesto para sacar a Connor del lugar. Estaba furiosa y agotada como para discutir y esa fue la solución que se le ocurrió. A Connor sólo le importaba el bebé en su vientre y el cumplimiento del trato. No había emociones involucradas ni sentimientos.
- Mi señora, el primer tiempo es muy delicado... Debe cuidar su cuerpo.
- Lo haré, nana. - le dijo con una sonrisa terminando el contenido de la taza - Ayer estaba muy preocupada por Zoe.
- Lo entiendo, pero apóyese en nosotras. Soy una mujer vieja, pero cuidé bien de estos jóvenes y son buenos niños. Ahora tendré el honor de cuidar a la segunda generación si me lo permite al igual que a Lady Zoe junto a Bea. Le enseñaré todo lo que sé.
- ¿No le molesta que sea francesa, que este bebé haya sido concebido de improviso? ¿Una mujer del país con el que siempre están en guerra casada con el segundo príncipe?
La mujer sonrió.
- ¿Casi todas las alianzas matrimoniales en las casas reales no son con otras casas? ¿No era una extranjera la madre del príncipe Connor?
- Pero no era francesa... Incluso Napoleón está peleando contra las tropas inglesas en Italia...
- Más que el origen, respeto a la mujer que ha elegido su alteza y respeto a la persona que veo delante de mí. Llevo muchos años en la corte y creo que sé leer bien a las personas.
La expresión en su rostro le recordó a la tía Jean, pensó Amélie.
- Le pido que cuide a este testarudo niño. Es un buen hombre y la cuidará bien. Puede regañarlo cuando guste.
- Pffft - se rio la joven y se levantó, acción que despertó a Connor quien la observó con intensidad.
- Prepararé ropas de cambio, Milady. Enviaré a Bea para que la ayude... - La joven asintió cuando la mujer salió en silencio.
- ¿Cómo te sientes? - le preguntó Connor con cuidado.
- Mejor, gracias...
- ¿Pudiste comer algo?
- La nana me ha traído leche y miel. No pude comer nada anoche ¿Cuándo llegaste?
- Al amanecer... Me disculpé con Zoe... - Vio la expresión sorprendida de la joven y sonrió - También quiero decirte que lo siento, me asusté y no supe que hacer. No volverá a suceder.
- No prometas algo que no cumplirás... - dijo Amélie con seriedad - Sé que te preocupa el bebé. Sólo te pido que protejas a Zoe. No vuelvas a dejarla sola. Yo puedo cuidarme a mi misma.
- Mel, no quiero discutir. De verdad reconozco que me equivoqué. Tú más que nadie necesita que esté ahí para ti. Todas las molestias, los cambios que estás pasando son debido a mi. No solo tu cuerpo, país nuevo, gente que no te ha recibido de la mejor manera, lo siento.
- Todos los cambios que dices fueron una decisión de dos. Incluido dejar que "eso" entrara en mi.
- Pffft - le dijo conteniendo la risa - Debes darme la oportunidad de redimirlo y mostrarte lo que mi "eso" puede hacer.
- Lo veremos...
Connor sonrió. Por lo menos no era un no definitivo y eso le dio esperanzas.