Capitulo 10

1097 Palabras
Nos sentamos en la sala abrazados, con una copa de vino que había servido, disfrutando estar entre sus brazos con mi cabeza pegada a su pecho y viendolo a los ojos que me encantan, el color y brillo de su mirada, acariciando su rostro detallandolo con mis dedos. —Amor, ¿si sabes que ahora soy pobre verdad? —me pregunta viéndome a los ojos y pasando sus dedos por mis labios y aprovecho para besarlos y lamerlos. —¿Quien te ha dicho que yo estoy enamorada de tu dinero? yo tengo mis ahorros y además trabajo, hasta puedo mantenerte, cariño yo te amo a ti no a tu dinero —le digo y él sonríe volvemos a besarnos —te amo —le digo entre sus labios. Un beso llevo a otro más apasionado despojandonos de nuestras ropas en medio de la sala, en dónde la pasión y la lujuria hizo de las suyas dando rienda suelta al amor que nos sentimos, pasando de la sala a la recamara, el baño explorando cada rincón entregandonos en cuerpo y alma, uniendo nuestros cuerpos en uno solo. —¿Lau? —me habla acariciando mi cabeza mientras estoy recostada en su pecho después de pasar horas haciendo el amor. —Mmm ¡dime! —le digo levantando mi rostro para verlo y dejo un beso en su barbilla. —Casemonos pronto, hagamos una pequeña fiesta con nuestros amigos —me dice y yo le sonrío, dejo otro beso en sus labios. —No necesito una fiesta para casarme contigo —le contesto sentándome sobre el respaldo de la cama —arreglemos todo y solo vamos al registro civil con nuestros testigos, sabes que no tengo familia con quién compartir este momento, solo la señora María y Soria mi amiga que me acogieron como su nieta y hermana desde que llegué al edificio —le digo poniendo una cara triste por recordar a mi madre y mi abuela que ya no están conmigo y me hubiera gustado que el día de mi boda estuvieran conmigo. —No mi amor, no te pongas triste, haremos como tú quieras, mañana iré a hablar con él papá de Joaquín, le pediré trabajo porque después de lo que pasó está noche me he quedado sin trabajo —me dice y yo lo interrumpo. —Amor, habla con tus padres, no te disgustes con ellos, no quiero que estés alejado de ellos —le digo y el niega con la cabeza —si ellos no aceptan nuestra relación ni modo, solo no rompas tu relación con ellos, recuerda que tú hermano está fuera y solo tú puedes ayudarlo con la empresa —le digo poniendo mi cabeza sobre su hombro. Seguimos platicando y hablando de nuestra boda, hasta que el sueño me venció ahí en su hombro me quedé dormida que no sentí en que momento me acomodo en la cama, desperté estaba ahí parado con una charola en sus manos con un rico desayuno que puso sobre la cama y me acomode para desayunar juntos. Desde ese día empezamos a vivir juntos y después de dos semanas nos casamos solo en el registro civil, María, Soria y Joaquín como nuestros testigos, al salir fuimos s celebrarlo en un restaurante, ahí comenzó nuestra historia lleno de desafíos y como era se esperarse, su papá le quitó todo, hasta el departamento donde vivíamos, nos fuimos a vivir a mi departamento, era mas pequeño, pero era mío era un regalo de mi madre, fue su departamento cuando estudiaba aquí, tenia mis ahorros que era una pequeña herencia que mi abuela habia dejado, esa la. tenia guardada, yo trabajaba que era con lo que cubría mis gastos de la universidad, pronto estaba por graduarme y mis pinturas la vendía en una galería que era de un amigo de la señora María, Flavio empezó a trabajar en la empresa de la familia de Joaquín, sus papás le tenían un gran aprecio y estaban molestos con los papás de Flavio que eran sus amigos. Dos años pasaron rápido, yo me gradué y con honores, Flavio se había graduado un año antes, vivíamos en mi departamento, nos apoyabamos, éramos muy felices siendo un equipo, empecé a trabajar en la galería como sanadora de arte, que era lo que me gustaba hacer, ganaba bien y además de que vendía mis pinturas. Flavio era bueno en los negocios, ayudó mucho a Joaquín cuando su papá le entrego la empresa y juntos la hicieron crecer más, logrando buenos contratos. Estaba concentrada retocando una pintura de un pedido especial de un cliente habitual de la galería y de la cual obtendría un buen pago cuando Flavio entró abriendo la puerta y me abrazó dando vueltas conmigo por toda la habitación no importando que llevaba la brocha con pintura en mi mano y alcance a pintar su cara, riendo por el hecho me dió un beso. —Logramos ganar la subasta de la textilera y la he comprado con la ayuda del señor Martín —me dice eufórico, dejándome en el piso después de varias vueltas que dio conmigo. —¿En serio amor? ¡felicidades! sabía que podían hacerlo —le digo besando sus labios y el correspondiendo. —Solo hay una cosa —me dice agachando la mirada —me he quedado sin dinero, pero no te preocupes, llevaré la textilera muy lejos y podré comprarte tu casa y darte la vida de reina que te mereces —me dice sonriendo y niego con mi cabeza. —No quiero una vida de reina, solo te quiero a ti a mi lado no importa si vivimos bajo un puente —le respondo abrazándolo y dejando otro beso en sus labios que me tiene en una adicción total —tengo mis ahorros ya te he dicho wue podemos usarlos si tú quieres y te hace falta —le digo, el me abraza y deja un beso en mi cuello que hace que la piel se me erize. —Esos son tus ahorros y no los vamos a tocar, el señor Martín me hizo un préstamo con eso comenzaré a levantar la textilera y pronto recuperaré mi inversión, te compraré tu casa donde nuestros hijos crecerán —me dice volviéndome a besar mi cuello y luego mis labios, me cargó enrollando mis piernas en su cintura dirigiendonos a nuestra recamara sin dejar de besarnos, nuestra entrega iba cargada de amor, cada embestida que me daba demostraba cuánto me amaba sin importar los desafíos que nos enfrentaríamos día con día logrando superarlos en equipo que somos.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR