—Unos meses antes de fallecer mi esposo puso su confianza en su hermano para qué le ayudará en la empresa, después de su fallecimiento me topé con la agradable sorpresa de que la empresa ya no me pertenece, pero ese es otro tema que ya está en manos de mis abogados —Le digo y continúo.
—Yo no había tenido un momento de duelo para llorar a mi esposo, no quería estar en la casa que compramos y compartimos momentos felices juntos, al querer superar mi dolor por la perdida de mi esposo, mi hija y yo nos fuimos al pueblo donde nací a la casa que era de mi madre y de mi abuela. Con mis ahorros y el dinero de la herencia de ni abuela que aún me quedaba, abrí mi propio negocio, un estudio de arte. Como puede ver las fotos que usted tiene, doy clases a niños y a cualquier persona que quiere hacer
