Capítulo 4

2099 Palabras
Ese día había cancelado la tarde de estudio con Jackson, todo se debía a que Mike tocaría en el Bar del centro de la ciudad, no podía dejarlo pasar, era el momento que tanto había esperado. Serian su primera vez presentándose como artista solitario, ya que tiempo atrás había empezado con su banda, pero por motivos que todos desconocían se tuvieron que separar, aunque corrían los rumores de que las diferencias entre él y su guitarrista fueron la causa de la disolución de la banda. Como sea. Ahora Green seguía su carrera en solitario y como se veían las cosas, predecían muchos éxitos futuros, Kate estaba tan emocionada por verlo cantar en el escenario, sería una experiencia inigualable, los nervios no la dejaban en paz y no era para menos, ya que esa noche se había decidido a saludar, por primera vez, a su amor platónico. Era atrevido, pero lo había estado pensado mucho, ensayó mil veces frente al espejo diciendo una y otra vez lo que con tanto anhelo le escribió, e incluso había comprado un lindo ramo de flores para felicitarlo, nada más haya que palabras de aliento, pero que para ella lo eran todo. Sentada en una de las mesas del lugar, esperaba también a sus amigos, habían prometido no dejarla sola, aunque ellos no fueran muy fans de la música de Green. Tampoco quería ir sin nadie, con la compañía de Jenna e Ian se sentía más valiente para hablar con Mike, ellos siempre la motivaba a dar el siguiente paso y ahora necesitaba esa motivación de su parte. Al ver como poco a poco la gente se aglomeraba dentro del lugar, se sorprendió, tenía un cierto conocimiento de la fama de Green, pero no creyó que fuera tan popular fuera de la escuela, hasta que vio que no solo había estudiantes de la universidad, muchos más compañeros llegaron también, aun así la gente de fuera seguía teniendo un número considerable de espectadores, Mike era tan popular que incluso Suni estaba asistiendo, junto con sus amigas, las porristas tomaron una mesa casi pegada a la de la rubia y la miraron disimuladamente con un atisbo de desagrado, no se preocupaban por ocultar su fastidio cuando se trataba de ella, solo que ahora estaban con su atención puesta en la presentación que daría su cantante favorito. —Mira, que sorpresa, el tipo si es popular. —Jenna llegó antes que Ian y mientras tomaba asiento, junto a su amiga, miró a su alrededor y luego hacia la mesa que ocupaban—. Joder, Kate. ¿Por fin te vas a declarar? —dijo con cierta sorpresa, mirando el ramo de flores. —¡Cállate! Claro que no... —respondió alarmada y lo jalo de la camisa al notar que sus palabras podían ser escuchadas por alguien más. Jenna rodó los ojos y tomó asiento en una de las sillas de la mesa, su amiga exageraba con su preocupación. ¿Qué tenía de malo si alguien se enteraba de que le gustaba Mike? —¿Entonces, esas flores? —preguntó curiosa. —Solo es por agradecimiento... —Kate respondió avergonzada y ni siquiera estaba frente a él. —¿Por qué? —Alzó una ceja curiosa—. ¿Le agradecerás porque casi te rompe el culo en los quemados? —Kate frunció el ceño—. No creas que no me contó Ian. Jenna seguía sin entender. ¿Por qué habiendo tantos chicos en la universidad, le gustaba específicamente él? No tenía nada en su contra, pero realmente no le gustaba para su amiga, tenía miedo de que Kate saliera herida, la apreciaba mucho, aunque muchas de las veces no se lo dijera. —No era su intención, era solo un juego —objetó y Jenna entornó los ojos. Además de que el amor te volvía un poco idiota. —Si, como tú digas —Se cruzó de brazos—. Y como piensas dárselo ¿ah? Cada vez que lo tienes cerca no puedes soltar una sola palabra —Tenía curiosidad de como iba a lograrlo. Kate se ruborizó y se mordió el labio. Jenna era un buena amiga solo que a veces era demasiado dura con sus palabras, no le importaba decir las cosas aunque estas te dolieran y era bueno, pero había momentos donde no necesitaba escuchar lo que ya sabia. Suspiró profundo antes de seguir hablando. —Estuve ensayando en el espejo... —Jenna apretó sus labios y reprimió una carcajada—. Oye no te burles. —sabía que esto pasaría. —Perdón, solo es que... —se encogió de hombros—. ¿Crees que esto funcionara?... Si quedas como una idiota frete a él, olvídate de que se fije en ti. —Escribí una carta por si no puedo hacerlo. —Sacó un sobre de su chaqueta. Jenna se inclinó sobre la mesa poniendo total atención. —Oh, pero si tú pensaste en todo. A ver. —Estiró su mano y Kate le entregó el pequeño sobre, un poco indecisa de que fuera a ver lo que había escrito. Conociéndola lo haría aunque le dijera que no. —Solo no te burles, por favor —le pidió soltando un puchero. —No prometo nada. —Kate alejó la carta mirándola mal, siempre era así de honesta—. Vale, vale, lo prometo. Tomó el sobre y sacó la hoja dentro de ella, desdoblándola con rapidez. Los ojos de Jenna viajaron por la hoja de papel, leyendo cada párrafo, donde su expresión cambió de mil formas apretando sus labios. Miró a su amiga, no podía creer hasta donde había llegado por este chico, no quería reír, pero le fue inevitable aguantarse lo que tenía dentro. Kate le quitó la carta enseguida y la miró ofendida. —Lo prometiste —La reprendió. —Perdon... De verdad perdóname, pero si eso no es una confección de amor, seguro si es una confección de acoso—. Kate abrió sus ojos grandes, no quería confesarse, no aun. Pero tampoco quería parecer un acosadora. Releyó su carta, no veía nada malo en ella, pero Jenna si y eso la preocupo. —¿Tú lo crees? —Se mordió el labio con inquietud. —Si, Lo creo. Es mejor que desistas y pienses mejor como acércate a él, lo vas a espantar con eso —Señaló la carta en su mano. —Jenna, no me digas eso... —Lo sopesó. Su amiga tenía razón, era tan inexperta en todo esto que no sabía cuál era la manera correcta de acercarse a un chico—. ¿Al menos puedo darle las flores? —preguntó angustiada. La pelinegra asintió, se sintió mal al verla cabizbaja. —No me lo tomes a mal. —Palpó su hombro mientras Kate miraba sus manos—. Solo trató de evitar que pases una vergüenza. Si tú llegaras a mí y me entregaras esa carta, de inmediato te pondría una orden de alejamiento. Esperó que lo que tengas previsto oralmente sea menos intenso que eso. —Kate bufó y posicionó su mentón sobre su mano, estaba perdida. —Tranquila, ya habrá más oportunidades, mejor dime ¿Qué tal vas con el Silver? —Trató de cambiar de conversación para distraerla un poco. Kate la miró, expectante. ¿Cómo era que se enteraba de todo? —Ian también me lo contó. —Se encogió de hombros. Ahora sabia como se enteraba de todo, la rubia soltó un puchero, ese era un tema aparte. —Es muy malo... aún que se esfuerza. Su padre lo sacara del equipo si pierde la beca por no aprobar todas las materias —musitó sin cambiar de posición—. Se esfuerza para lograrlo. —Sonrió. —No sé cómo puedes ayudarlo, sé que es tu amigo de la infancia, pero es un idiota que solo te saluda de lejos cada vez que te ve porque se avergüenza de ti cuando están sus amigos cerca—dijo con un poco de molestia—. ¿Cómo aceptaste a ayudarlo? Hubieras dejado que se jodiera solo. —Jenna —la reprendió inclinándose hacia atrás. —¿Qué? —Se escudó, solo decía la verdad. —No digas eso. —Kate quería contarles el motivo por el cual accedió a ayudar a Jackson, pero no podía decirles que en realidad él la ayudaría a ella. Estaba más que segura de que no lo aprobarían y le darían un sermón sobre el amor propio y todo eso que ya se sabía de memoria. Nada de eso le había servido, seguía igual que al principio y estaba cansada de tratar de aceptarse como era cuando tenía la posibilidad de cambiar. —Él es un buen amigo... —agregó nada convencida. Jenna bufó, no dijo nada más, en ese momento estaba llegado Ian con los ánimos por el cielo y no le pareció justo seguir arruinado su noche con conversaciones innecesarias. Ahora los tres siguieron la charla dejando de lado los recientes temas, sin percatarse que detrás de ellos, tres chicas había estado escuchado toda la conversación y dentro de la mente de Suni se estaba formando una idea maquiavélica para Kate y sonrió ante ello. . . . Los aplausos llenaron el lugar, personas de pie y otras chiflando. Kate no se quedó atrás, estaba feliz, impresionada del gran talento de Mike Green y su gran carisma, esa mirada tan penetrante que hacía a todos desfallecer, era sorprendente. —No es para tanto. Lo admito tiene bonita voz, solo eso. —Ian y Kate la miraron mal. ¿Qué a caso no había oído lo que ellos? Esos bajos eran dignos de un barítono —Eres un caso perdido, Jenna. Nada te sorprende —La nombrado río y se encogió de hombros. Era verdad, pocas cosas la sorprendía. —Mejor voy rápido al baño antes de que empiece la siguiente canción, los chupitos ya empezaron hacer efecto —Kate musitó un poco mareada. —Te acompaño. —Ian tomó un trago de su bebida y se paró junto a Kate, dirigiéndose ambos al baño. Jenna resopló y se inclinó sobre su silla, apoyando la espalda en el respaldo mientras también degustaba un poco de su bebida. En ese momento alguien la empujó haciendo que un poco del líquido del vaso callera en sus pantalones. Se giró sobre su silla para ver quien había sido el torpe que choco con ella, pero se sorprendió cuando vio a la peli negra. —¡Oh, lo siento tanto! —la voz de Suni se escuchó falsamente preocupada. Jenna la miró, curiosa, limpiando su leggis de mezclilla por ella mismo. —Descuida —musitó con simples—. No fue nada. —Suni asintió siguiendo su camino. Entornó los ojos y regresó su atención hacia al escenario, puso su vaso en la mesa para esperar el segundo bloque de actuación. Ambos chicos regresaron después de ir al baño, a tiempo para que no se perdieran ni un segundo de la actuación de Mike, Kate tomó asiento en su silla y barrió la mesa con la mirada. Frunció el ceño cuando no vio la carta que había dejado junto al arreglo floral. Empezó a levantar los vasos, las flores y nada. —¿Qué, que pasa? —Ian preguntó al verla alterada, rebuscando en la mesa. —¡La carta! —dijo con alarma. —¿Cuál carta? —Ian no sabía de qué hablaba. Jenna la miró expectante y también empezó a buscar. —Yo la deje aquí, Jenna. ¿Tú la tomaste? —musitó suplicante y es que no sabía que pasaría si alguien más leyera esa carta. Se moriría si llegaba a manos equivocadas. —No, yo no la tengo. —¿Alguien quiere decirme de qué cojones hablan? —Ian exclamó. —Kate escribió una carta de amor para Mike, una muy vergonzosa. —El castaño frunció el ceño dudoso—. Si tú la hubieras leído me entenderías. —¿Y dónde está? —La pregunta era tonta cuando los veía buscarla como locas —Joder, no lo sé. La deje aquí y ¿Ahora...? —Antes de seguir con el evento queremos hacer un espacio...—El presentador comenzó a hablar por el micrófono—. Nos han hecho llegar la carta de una de las fans de Mike, una muy especial que queremos que él lea frente a todos ustedes. Kate miró con terror a Jenna y luego a Ian. Esto tenía que ser una coincidencia o una maldita broma, porque no podía ser su carta. No podía.
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