Capítulo 8

1753 Palabras

Llevaba más de dos horas encerrada en la maldita sala de interrogatorios. Mi estómago rugía con impaciencia y mi sed aumentaba por momentos. Debía estar deshidratada, pues llevaba al menos una semana sin beber, lo de famélica ya me lo esperaba, pero eso no hacía que el sufrimiento fuera mejor. Y santos infiernos, también necesitaba urgentemente salir de este endemoniado lugar que se rodeaba de cuatro paredes. Yoav se había ido dejándome solo con una interrogante: ¿Qué hacía con la sangre de Hermann Meyer en la blusa? O la que más me hacía ruido en ese momento: ¿Por qué Hermann Meyer me arrastraba por la calle mientras yo estaba moribunda si no muerta? Nada de ello tenía sentido, ni él me conocía ni yo a él, Odele Conde siempre pasaba desapercibida en los eventos, unos eventos a los que n

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