"Contra pronóstico, solo por ti"
Angy.
Mika grita desde las afueras y caigo de cara al suelo desde la cama. Busco mi arma bajo la almohada y la cargo para luego quitar el seguro.
—No voy a morir sin antes salvar a Dylan—pienso, olvido por completo arreglar mi pijama y corro hasta la salida.
La puerta está abierta y hay señales de lucha por todo el lugar, los cuadros rotos al igual que la televisión, los floreros y el sofá rasgado. — ¡Angy!— la voz del chico me hace ponerme en modo de defensa y salgo apresurada pero con cautela.
Trisha está a un lado de la puerta cubierta de sangre e inconsciente, tomo su pulso y me voy al saber que aún sigue viva. Debo ayudar a Mika en lo que sea que este metido y luego atenderé las heridas de la morena, las cuales no son tan graves seas quien sea la persona que la ataco uso un cuchillo y es un experto.
No sé cuál es el amor que sienten por mí las balas, pero me arrojo al suelo cuando tres buscan dar con mi cabeza, levanto el rostro y al final del pasillo cubierto de mugre y metal veo al chico de cabello n***o luchando con alguien tan parecido a él. Me acerco poco a poco sin que me noten pero al parecer no lo logro, alguien toma mi cabello y golpea mi rostro contra la pared dos veces cuando ya iba por la tercera hago un movimiento con mis brazos y obtengo el control.
La melena rubia de la chica se tiñe de sangre cuando yo soy quien la golpea contra la pared y luego quiebro su cuello para que no lastime a nadie más en este mundo.
—Galiz —un rubio de baja estatura sale de entre las sombras con una motosierra y muy molesto, al parecer fue él quien gritó el nombre de la chica muerta.
—Voy a matarte, perra. —Sisea molesto y arremete contra mí con su máquina, me agacho, levanto y arrojo hasta caer tras de él quien debido al peso de la máquina no puede girar rápido momento oportuno que veo y con mi arma disparo en sus piernas haciéndolo caer y gruñir de dolor.
— ¿Quién eres y que quieres?—pregunto.
Busco tras de mí en caso de que alguien más trate de matarme pero no doy con nadie. El rubio al parecer debe estar drogado porque se pone en pie sin importar su dolor y vuelve a atacar.
Un mechón de mi cabello es cortado por mi lentitud y cuando estoy a punto de perder un brazo opto por salvar mi vida antes de ser buena persona, doy vueltas en el suelo y cuando tengo la oportunidad disparo, la bala da justo en el blanco su ojo derecho y eso hace que su cuerpo caiga como el peso muerto que es en el suelo.
Suelto un suspiro y caigo en la cuenta de que no he ayudado para nada a Mika, corro hasta donde se encontraba y lo que consigo es algo gratificante o al menos eso creo. Está sentado sobre el c*****r de su atacante fumando un cigarro y limpiando sus manos en los vaqueros que lleva puestos.
— ¿Estas bien? —asiente, pero noto su mirada perdida. — ¿Qué sucedió aquí Mika?, debo ir a donde esta Trisha, está herida e inconsciente.
Se pone en pie y me hace señas con la cabeza para que lo siga hasta donde está el cuerpo de la morena. —Ese chico con el que luche... —da una última calada a su cigarro y lo arroja al suelo, luego suelta el humo y lo mira atento. —Su nombre era Matías y fue uno de los pacientes de mi madre.
Me quedo en completo silencio porque espero que dé respuestas a todas y cada una de mis dudas, desde el inicio hasta el fin sin ninguna excusa. Levanto a la morena por su brazo derecho y Mika me ayuda por el lado izquierdo para entrar y cerrar la puerta dejando que la misma pase todos los códigos de seguridad.
—Matías, entró como paciente de mi madre justo el mismo año que yo, solo que él fue dado de alta tres meses antes del escape. —Limpio las heridas y el busca el botiquín de emergencia para empezar con su trabajo de enfermero con Trisha.
— ¿Qué sucede con eso?—murmuro, busco una gasa nueva y limpio el rostro de mi amiga logrando que parpadee hasta quedar despierta y en silencio.
—Sucede que mi madre no solo experimento con Dylan, Poe, g*****a y Miguel.
—Creo que el silencio en el que estamos sumidos es más cómodo y fresco que la historia que está a punto de contar el chico. —Ella experimentó con todo aquel que entró luego del incidente de mi padre en el motel; Matías fue uno, Galiz otra, Paul el chico de la motosierra también y Támara con Claus los últimos. Ambos son gemelos, pero son uno en realidad.
Cierra la última herida de la morena y esta gruñe pero cae en un profundo sueño cuando le aplica una inyección. Gracias a Dios que ambos tienen conocimientos básicos sobre medicina porque si contaran conmigo para curarse ya estarían muertos, reconozco no ser buena en este y ningún otro oficio medicinal.
— ¿Por qué dices que son uno? —indago mientras tomo asiento en lo que queda del sofá mientras él recuerda a la chica en la mesa de metal para que descanse y luego se sienta a mi lado.
—Porque Támara es capaz de sentir y experimentar los sentimientos de su hermano, y Claus puede localizar a su hermana en cualquier parte del mundo. Cuando llegaron sus padres decían que no entendían por qué sus hijos pasaban tanto tiempo junto e incluso cuando uno se enojaba y buscaba venganza el otro también, no hacían nada por separado hasta dormían juntos y era lo que deseaban arreglar en ellos. Pero mi progenitora lo vio como una oportunidad para crear armas capaces de ayuda a la humanidad...
—Mala idea —murmuro y él asiente.
—Támara asesino a la enfermera que la cuidaba y se escapó en busca de Claus, el cual había descubierto una falla en la seguridad y no me preguntes como porque aún no lo sé, ellos se comunicaron y salieron de ahí. Marcus decía que ambos se comunicaban a través de sus mentes y que tenían un muro que bloqueaba cualquier entrada a ellas, también decía que no eran niños comunes que algo iba realmente mal en ellos y créeme debe haberlo porque para que un ente como Marcus se aleje por precaución —suspira y deja caer su cabeza en mi hombro.
—Es porque algo muy grande y malo está creciendo en sus cabezas.
— ¿Que hacían los tres primeros aquí? —susurro para que me escuche y me muevo incomoda en el sofá por la historia.
—Estaban programados por mi madre, y venían por ti.