Selene, dejó la maleta en la puerta de su nuevo departamento, había escapado de Virginia y de la vida que había llevado con ella hasta hace unas semanas. Era consciente que por mucho que se alejara el dolor en su corazón sería su compañía de ahora en adelante. El beso que Virginia le había dado a ese hombre quemaba a fuego lento en su corazón, imposible de borrar, imposible de olvidar.
—¿Por qué? —era la pregunta que no había dejado de hacer desde que había vuelto de Guatemala. Dejó caer su cuerpo sin ceremonia en el sofá de su pequeña sala. Sus lágrimas caían libremente y no tenía intención alguna de detenerlas. Era la única manera que conocía para desahogar su alma.
Había esperado una semana a que volviera y le diera esa tan ansiada explicación. Pero Virginia no se había molestado ni siquiera en llamar, mucho menos en explicar su traición. Continuar en espera no tenía caso, Virginia no estaba interesada en volver y ella no quería continuar a su lado. Tenía la impresión de que había forzado su relación al confesarle lo que sentía por ella. Cerró los ojos tratando de borrar sus recuerdos pero le era imposible, cuando su corazón parecía derramar gotas de sangre.
—¡Selene estoy lista! —el grito de Virginia le hizo sonreír, apenas se había marchado de su habitación hace veinte minutos, después de ayudarle a desempacar sus pertenencias y ordenar cada cosa en su sitio, la mudanza había sido rápida gracias a su ayuda.
—¡Voy enseguida! —gritó en respuesta. Observó su imagen en el espejo, el vestido abrazaba su cuerpo como una segunda piel, sus largas y morenas piernas le daban el toque elegante, sonrió esperando dejar a su amiga con la boca abierta se había comprado el vestido con esa intención.
—¿Vamos? —sonrió, cuando la mirada de Virginia recorrió su cuerpo, la hermosa rubia, llevaba jeans, un top corto que dejaba a la vista un hermoso piercing que le hacía calentar más que el sol, sus típicas botas tipo militares, le hacían ver exquisita. Sonrió para esconder su nerviosismo, llevaban dos meses de amistad, desde el día que accidentalmente habían chocado y ahora justo hoy se había trasladado a vivir como su roomie, teniendo la esperanza de que su amistad trascendiera a algo más, había visto la manera en que Virginia la observaba cuando creía que no estaba viendo y de alguna manera le hacía sentir el interés que sentía por ella.
—¿Irás con eso? —Virginia, no era una mojigata, su ropa misma era una prueba de ellos, si Verónica, su madre la viera vestida de aquella manera segura estaba que pegaría el grito en el cielo. Por suerte estaba a miles de kilómetros de distancia y no es que no echara de menos a su madre, no tenía nada que ver era más bien…
—Si ¿Hay algo malo? —¡¿Qué si había algo malo?! Virginia ni siquiera pudo contestar algo coherente, el vestido le quedaba perfecto, tanto que algo en su pecho revoloteo, apartó la vista del cuerpo perfecto de Selene para coger su bolso y evitar ver esas hermosas piernas ¿Qué había de malo en ella para pensar en Selene de esa manera? No quería averiguarlo.
—Virginia —se detuvo, con la mano en el picaporte —¿No te gusta? Puedo cambiarme —la voz de Selene, le hizo darse cuenta que debía explicarse mejor.
—¿Te ves hermosa Selene? No me prestes atención, más bien creo que es el hecho de que nunca te había visto con algo tan — ¿Qué podía decir? ¿Sexy? ¿Provocador? Se abstuvo de decir o hacer nada.
—¿Estás segura? —la inseguridad no era un defecto que Selene padeciera, pero de repente sintió que estaba llevando su deseo de ser vista con otro ojos, que podía estar a punto de arruinar su relación con Virginia.
—Completamente, vamos que llegamos tarde —Virginia daba gracias al cielo, que no cenarían a solas esa noche, su pequeño grupo de amigos los esperaban en The Hourly Oyster House, para cenar y luego celebrar el cumpleaños de David en algún antro de la ciudad.
—Tienes algo cerca del ojo —Selene tocó la suave mejilla de Virginia con toda la intención del mundo
—¿Qué es? —trato de controlar el escalofrío que había recorrido su columna vertebral ante el toque de Selene ¿Qué es esto? La pregunta parecía no tener ninguna respuesta.
—Se te ha corrido un poco el delineador —Selene se regañó mentalmente por su tonta respuesta, era imposible que el delineador se corriera porque sencillamente no había delineador en los ojos de la rubia.
—Déjame conducir o terminaremos estrechadas en algún sitio —Virginia se concentró en la carretera, el restaurante donde se reunirían con sus amigos no quedaba lejos. Tratando de ignorar las emociones que habían sentido ante el toque de Selene.
Estacionó el auto quince minutos más tarde, esperando que sus amigos estuvieran dentro, no quería estar a solas con Selene. Temía que los sentimientos que estaban naciendo dentro de ella no fueran los de una amiga y la verdad le aterraba.
—Hola chicos, lamentamos la demora —Selene fue la primera en saludar a su amigos, Matt, Alexa, Laura, Michael y David, parecía que tenían tiempo en el restaurante habían ordenado incluso para ellas.
—No hay problema chicas, lo importante es que ¡llegaron! — Virginia no puedo evitar pensar en Matías su hermano, Michael le recordaba de cierta manera. Aunque Matías era solo una año mayor que ella, en ocasiones tenía la actitud de un niño.
—Selene se demoró bastante en arreglarse —Virginia bromeó, aunque si era sincera había sido la razón de la demora.
—Ha valido la pena, Selene está hermosa ¿Te gustaría ser mi novia? —la broma de David no le hizo ninguna gracia a Virginia. ¡Por Dio! Su mente gritó ¿Qué mierda estaba pensando? Selene era su amiga
—Gracias David, sabes cómo halagar a una mujer —sonrió, pero sus ojos estaban sobre la rubia quien tenía la frente fruncida.
—¿Por qué no aceptas salir con él? —Virginia no había pretendido que las palabras sonaran de esa manera.
—Vaya, realmente ¿necesita tu permiso? —David provocó algo más que el deseo de estampar su puño en el hermoso rostro cuando se había acercado demasiado a Selene.
—Selene es completamente libre de aceptar salir contigo o cualquier de los chicos —trato de que su voz sonara normal y desinteresada.
—Si es una verdadera pena que no esté interesada en ningún chico en la facultad —Selene levantó su copa tan rápido que casi deja caer el líquido sobre su vestido. Prefería eso a que David revelara su secreto a Virginia.
—Brindemos por tu cumpleaños David, porque cumplas muchos más —el resto de amigos levantaron su copa y brindaron con ella, en honor a los diecinueve años de David.
La comida fue divertida dentro de lo que podía considerarse, Virginia sentía que estaba a punto de asesinar a David, quien no apartaba su mano del brazo de Selene y buscaba cualquier excusa para rozar cerca, demasiado cerca de su pecho.
—Creo que debemos darnos prisa, odio llegar al antro cuando ya no hay mesas disponibles —no espero a ver si sus amigos la seguían, pagó la cuenta de la cena y caminó hacía su auto.
—¡Virginia espera! —sonrió internamente, cuando escuchó a Selene gritar.
—Date prisa —dijo en respuesta ocultando la satisfacción de haber sido elegida por Selene. No sabía que había de malo en ella, pero tener a Selene así de cerca y solo para ella, le hacía sentir bien y dichosa.
—¿Por qué estás molesta? —Selene se acomodó contra la puerta del auto, quedando de frente a Virginia de manera que ella no pudiera evadir su pregunta.
—No me sucede nada Selene, son ideas tuyas —apretó el volante con fuerza.
—¿Si? no me lo parece, si no quiere ir al antro podemos volver a casa, llamaré a David para disculparnos —sacó el móvil de su bolsa para marcar a su amigo.
—Deja eso, no me pasa nada, vamos al antro quiero bailar un poco —Selene guardó el móvil, se mordió el labio antes de volver a su lugar.
El antro estaba abarrotado, conseguir una mesa VIP había sido casi imposible, de no ser porque eran clientes habituales e hijos de personas importantes como Selene quien era hija del senador de Washington o David hijo único de un multimillonario latino dueño de una cadena de restaurantes y hoteles en Nueva York y sería inútil continuar incluso ella siendo extranjera era respetada por su tarjeta MasterCard Premium o su visa.
—¡Será imposible poner un pie en la pista! —Michael se quejó mientras pedía una botella de Vodka al mozo quien no se molestó en pedirles carnet o alguna tarjeta de presentación, mientras había dinero el resto no importaba.
—Creo que hoy solo observaremos —Alexa suspiró era quien más disfrutaba en la pista de baile.
—¡Vamos Selene! —David, tomó la mano de Selene para arrastrarla a la pista de baile. Virginia observó a la pareja moverse al ritmo de la música, era una suerte que no se mezclaron con todas las parejas en la pista.
—Hacen una bonita pareja —Michael también tenía la mirada fija sobre la pareja
—¿Tú crees ? —Alexa hizo un puchero, al parecer tenía interés sentimental en David.
—Somos amigos chicos y es normal que David quiera bailar con Selene —Virginia tuvo que morderse la lengua después de decir aquello y ver al mismo tiempo como David ponía una mano sobre la curva de la bien formada nalga de su compañera…
—Vaya sí que llevan prisas —La misma prisa que nacía en Virginia, para llevarse a Selene de allí…