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Mia
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La velada transcurre, hablamos como siempre, bebemos un poco mas de vino, de pronto me siento un poco vas desinhibida, me toma de la mano y posa en sus piernas, muerdo mis labios mirando sus hermosos ojos, me regala una sonrisa ladeada y con sus dedos suelta mi labio, para después tomar mi boca y besarme, un gemido se me escapa al sentir el fuego con el que me besa, una de sus manos presiona mi cintura mientras que la otra sube por mi pierna hasta llegar a mi cadera dando un apretón que hace que se humedezca mi centro, su mano sigue subiendo y la otra se ajusta a uno de mis senos.
—Quiero que seas mía —habla en mi oído y mi piel se eriza, succiona el lóbulo de mi oreja y estoy perdiendo el control de todo, baja la pequeña tira de mi vestido para dejar húmedos besos en
