Prohibida 4

1753 Palabras
Mia Llego a la casa de Blair, dejo las llaves en la pequeña mesa que esta la entrada, cuelgo mi bolso y me siento en el mueble, cubro mi rostro con las manos y comienzo a sentir el peso de lo aún sigue sucediendo, ¿a qué hora cambió todo? Que ciega fui, nunca vi de lo que ellos eran capaces, son personas que pasan por encima de cualquiera con el fin de lograr su cometido, ahora me pregunto si de verdad mi trabajo me absorbió tanto que no pude ver la verdad que estaba frente a mis ojos, lo único que sé es que luche por mantener nuestro matrimonio hasta el último día, deje de socializar con las personas, pasar tiempo con mis padres, para dedicar tiempo a Jacob, tiempo que me exigía y ¿para qué?. Niego con la cabeza, Clarisse es indolente y calculadora y Jacob un hijo de mamá que ni siquiera fue capaz de darme la cara, no hay manera que vuelva a esa casa y sea un objeto más de ella, no puedo ver a los causantes de mis desgracias diariamente, me traicionaría a mí misma si lo hago, no entiendo el interés de que vuelva no queda nada de este matrimonio, solo quiero recuperar mi trabajo, me quitaron lo último que me quedaba, no puedo permitir que ganen. —Saliste temprano hoy —Blair entra, después de dejar las compras en la cocina se sienta a mi lado en el mueble, me quedo en silencio mirando a la nada. —¿Qué sucede Mia? —Blair acaricia mi espalda. —Perdí todo —aseguro y siento una lagrima en mi mejilla, la limpio y hago lo mismo con las que continúan saliendo. —¿De que estas hablando?, no me asustes —me abraza por encima de los hombros y me acerca más a ella. —Los Anderson hicieron pensar a todos en el hospital que por mi culpa un paciente murió y me han retirado del cargo mientras investigan lo sucedido. Blair ahoga un grito. —¡Esa familia!, no les basta con lo que te hizo el idiota de Jacob, ahora quieren destruirte, ¿Qué mierda? Estoy segura que ya les dijiste que le ibas a dar el divorcio al poco hombre ese, qué más quieren, la cruela esa nunca te quiso para su hijo. Afirmo con la cabeza y continuo: —Y eso no es todo —niego. —¿Hay más? — pregunta con indignación. —No está de acuerdo con el divorcio, quiere que vuelva con Jacob y haga de cuenta que no ha pasado nada, hasta se atrevió a chantajearme. —Esto si es el colmo, desgraciados —se pone de pie y va por un vaso de agua que toma sin detenerse. Nos quedamos en silencio un momento. —imagino que te negaste —expresa sentándose frente a mí, me entrega un vaso con agua. —Así es, solo quiero tener una nueva vida lejos de ellos y recuperar mi trabajo. La noto pensativa. —¿Por qué querrían que vuelvas?, Jacob ya no te quiere —Lo dice sin anestesia y me pesa un poco. —Lo siento linda —se disculpa, parece que refleje en mi rostro lo que sentí. —Es la verdad Be, no puedo negarme a ella, en las noches las pesadillas me atormentan y cada mañana la realidad me golpea. —No quiero entrar en asuntos que quizá no me corresponden, pero debe haber algo más, o de lo contrario porque querrían que vuelvas, es decir doña cruela no te soporta y Jacob por lo visto está interesado en meterse en cada falda que se lo pone en frente. Suspiro —No lo sé amiga— encojo los hombros. —Vamos a hablar con una amiga que es abogada, concretare una cita. —Si, necesito que se encarguen del divorcio y del problema en el hospital —respondo pensativa, Blair toma su teléfono y realiza la llamada, después de unos minutos corta la llamada, la miro con expectativa. —Nos vamos ya mismo, Lily acaba de abrir un espacio para nosotras. —¿Que? Tan pronto. —Si cámbiate ese uniforme y vámonos ya. Me levanto y me pongo un Jean con un saco de hilo, botas bajas, salimos a la oficina de la abogada, entramos al edificio que parece tener mas de 60 pisos, subimos a la oficina, pasamos con la abogada apenas llegamos. Be y la abogada se saludan con cariño, ella es una mujer joven guapa, tiene cada detalle de su aspecto en su lugar, Be nos presenta, ella me saluda de forma amable, lo que hace que me sienta cómoda. —Tomen asiento —señala los muebles, hacemos lo que nos pide. —¿Qué las trae por aquí?, bueno Blair me explico un poco, pero quiero los detalles así sabremos como proceder —expresa en tono tranquilo. Miro mis manos y suspiro antes de comenzar a contarle todo lo sucedido en estas dos semanas, ahogo el dolor al contarle lo de mi hijo. —Lo lamento mucho —ella toma mis manos entre las de ella—, haremos todo lo que sea necesario para que recuperes tu trabajo y puedas divorciarte de tu esposo, debo decir que muy pocos abogados se atreven a enfrentarse a los Anderson, los abogados de este bufete ha visto desde hace varios años como se pierden casos en contra de ellos, aun cuando son culpables, sin embargo les daremos la guerra. Se levanta y busca su agenda y una pluma, vuelve a sentarse y comienza a tomar notas. —Te entrego mi tarjeta, estaremos en contacto, mañana iré al hospital y después iré a ver al señor Anderson, te mantendré informada de todo lo que suceda. —Gracias —nos damos un apretón de manos y ella me regala una mirada reconfortante. —Estas en buenas manos —dice y salimos de la oficina. Salimos del edificio por alguna razón me siento un poco mejor al saber que empecé a hacer algo para recuperar mi vida. Subimos al auto y decidimos ir a un restaurante para almorzar, creo que el aire fresco me sienta bien, llegamos a un restaurante sencillo al que solía ir con mis amigas cuando no era la señora Anderson, después de mi matrimonio todo fue lujos y los mejores restaurantes, solo vivía una vida vacía, ahora lo sé. Blair recibe una video llamada de Blake. —Buona notte— Saluda Blake, está en Italia y allá ya es de noche. —Holaaa— La saluda Be con ánimo. —Hola Blake— muestro una sonrisa. —Noooo, no pueden ir a nuestro restaurante favorito sin mi— expresa con tristeza mi amiga al darse cuenta donde nos encontramos. Be encoge los hombros. —Tu decidiste ir al otro lado del charco, ahora te lo pierdes— —No es justo, tú tienes mis restaurantes favoritos y también a Mia— hace un puchero y continua—. Mia ven a Italia, olvida todo, aquí están los hombres más guapos que hayas visto, y no sabes, cuando hablan se te caen las bragas, es inmediato— comenta con gracia arrancándome una sonrisa, Be ríe a carcajadas. —Perfecto a mí no me invitas— rebate Be poniendo una mano en su pecho mostrando falso dolor. —Te he invitado de mil maneras y siempre dices que para invierno— Blake pone los ojos en blanco. —Que dices Mia, ¿vienes? — me quedo pensativa y pienso en todo lo que debo resolver. —No lo sé, quizá cuando resuelva todo aquí— respondo y ella se muestra decepcionada. —Está bien, aquí te estaré esperando siempre, y a ti también— apunta a su hermana, observa su reloj y abre mucho los ojos. —Debo irme, empiezo el turno de la noche— Blake también es doctora, decidió ir a hacer sus residencias en Italia como siempre lo soñó y ahora no quiere volver. Corta la llamada, Be y yo terminamos de almorzar y vamos a dar una vuelta por las calles de la ciudad, entramos a una tienda para comprar algo de ropa, elijo varias prendas y voy a la caja a pagar, entrego mi tarjeta y para mi sorpresa no pasa, las otras que tengo son de Jacob así que no pienso usarlas y no entiendo porque la mía no funciona. —Lo siento señorita su tarjeta no funciona— afirma la señorita detrás del mostrador. —Yo puedo prestarte— Be habla y yo no quiero incomodarla más. —No, no está bien iré al banco a resolver este asunto. Salgo de la tienda sin poder comprar nada, mi cuenta es de uso personal ¿Cómo llegaron a ella?, si no fuese por Blair ahora estaría en la calle. Seguimos caminando hasta que observo el auto de Jacob estacionarse muy cerca, por instinto tomo a Be e ingreso a la primera tienda que encuentro, el sale del auto, aunque tiene una gorra y gafas oscuras puedo reconocerlo. Abre la puerta del copiloto y de ahí sale una mujer joven de cabello oscuro, Be sale de su sorpresa, prácticamente la arrastre a la tienda, Jacob y la chica se toman de la mano y se dirigen a una cafetería. Be observa a dónde está mi mirada y se apresura a salir, la tomo del brazo para que no haga nada, solo puedo verlo ser galante con aquella chica, si ya creía que no podía estar más decepcionada de él, ahora veo que me equivoco. —Ese infeliz, ni si quiera se han divorciado y ya anda con su amante como si nada, deberías quitarle todo con ese divorcio. —Ella no es la mujer con quien lo encontré —le aclaro, ella abre la boca y se apresura a salir, la tomo del brazo otra vez con fuerza para evitar un problema. —No Be, yo me niego a tener algo de esa familia, solo quiero tenerlos lo mas lejos posible de mí. Cuando siento que es seguro, salimos de la tienda, ignorando las miradas de las personas quienes nos miran con curiosidad, subimos al auto y nos dirigimos a la casa de Be, después de varios minutos de recorrido, noto un auto detrás de nosotros que toma las mismas calles que nosotras, me acomodo en la silla y los observo me pongo nerviosa al ver que siguen detrás de nosotras. —Be, nos están siguiendo.
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