Capítulo 25. Tina.

2247 Palabras

Salí del restaurante, quité los zapatos de tacón y corrí descalza no sé a dónde. No me importaba, solo quería alejarme de aquí, estar sola, que nadie me tocara. Aparecí en el paseo al lado del rio, me senté en un banco y miré al agua. Observar la lisa superficie del rio me relajaba. Estaba mucho más dolorida por las palabras de Vyazemsky, que por sus asquerosos toques. Yo le creí, porque sabía, como podría ser Herman. No tenía duda, que un día él haría conmigo todo, lo que dijo Pedro.  Él tenía un increíble poder sobre mí, no podría encontrar una explicación decente para entender mi comportamiento. ¿Por qué, cuando pensaba en él, mi cuerpo recordaba sus caricias? Perece que sentí sus manos en mi piel, el aliento caliente en el cuello, sus dedos dentro ... Automáticamente cerré los ojos y

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