JESS.
Ignoro la sensación de vértigo que me recorre y trato de mantener la compostura.
—No creo que puedas manejar a una chica como yo— le doy una sonrisa, sin estar de donde viene todo este fuego de repente. Es Lionel. Tiene que ser. Me hace sentir de una manera que nadie me había hecho sentir antes, y no hemos hecho nada más que pasar la última media hora bromeando de un lado a otro. ¿Cómo lo hace?
—¿estamos hablando de acertijos ahora? — pregunto hundiéndome más en mi silla, sin dejar de mirar su rostro.
—Solo digo que tengo toda la noche para cambiar de opinión. Una noche es todo lo que necesito—
—Suenas bastante seguro de ti mismo. ¿Quién puede decir que no me estoy preparando para levantarme e irme ahora mismo? En caso de que te lo hayas perdido, hay una fiesta increíble en ese bosque— señalo detrás de mí.
—Si hay algo que no me falta en este mundo, Jess, es confianza— Cuando vuelve a mirarme, juro que todo mi estómago toca fondo. —Y si fueras a irte, ya lo habrías hecho. Entonces, ¿Por qué no nos haces un favor y dejas de pretender de que no estas disfrutando cada minuto de esto tanto como yo—
—Eres otra cosa, ¿lo sabias? — Mis labios me traicionan una vez más, la estúpida sonrisa que los levanta revela exactamente lo que me está haciendo.
—No tienes idea— responde.
—Entonces, si planeas tenerme aquí toda la noche, lo mínimo que puedes hacer es dejar de jugar tus pequeños juegos. Veo a través de ti— respondí.
—Creo que te sorprenderá descubrir que no me conoces tan bien como crees. Pero como no tengo ganas de hablar de eso esta noche, ¿Por qué no me cuentas más sobre ti? — Se lleva la botella de Jack a los labios y dando un largo trago antes de ofrecerme la botella.
La tomo, bebo más de lo que debería antes de pasársela de nuevo, solo ahora me doy cuenta del zumbido que corre por mis venas. No diría que estoy borracha ni mucho menos, pero ciertamente estoy sintiendo los efectos más de lo que he dejado entrever.
—Soy bastante aburrida— admito, manteniendo la mirada en el cielo.
—¿Por qué me resulta difícil de creer? — puedo escuchar la sonrisa en su voz, pero mantengo mi atención fuera de él. Necesito mantener la cabeza medio despejada y cuando lo miro juro que todo se tuerce.
—No deberías, es verdad— me encojo de hombros
—Bueno, digamos a modo de argumento, que estas equivocada—
—No lo estoy, pero por supuesto, pregunta— yo suspiro.
—¿Qué tal si comenzamos con lo básico? Ya sabes: la infancia, tu vida hogareña, tu tipo de música favorito. Ya entiendes la idea—
—Para que puedas ver lo aburrida que soy en realidad. Está bien— concedo. —He vivido aquí toda mi vida. Solo somos mamá y yo, desde que era pequeña—
—¿Tu papá? — pregunta antes de que pueda continuar.
—Murió cuando tenía seis años, en un accidente automovilístico—
—Lo siento— dice, su voz sonó más suave que antes.
—Realmente no lo recuerdo. Mi mamá rara vez habla de él. Creo que es más fácil para ella fingir como si nunca hubiera existido. No se. realmente nunca lo entendí— Hago una pausa, dejando que el momento se asiente a nuestro alrededor.
—De todos modos, mi mama es enfermera pediátrica para El hospital general en Bransford— digo, refiriéndome a la siguiente ciudad. —Ella trabaja el tercer turno y muchas jornadas de doce horas, así que a veces paso varios días sin verla debido a la forma en que funcionan nuestros horarios.
—Suena solitario— dice, rodando hacia un lado para mirarme.
Dudo solo por un momento antes de hacer lo mismo, amando la forma en que sus ojos sostienen los míos con tanta atención.
—No es tan malo. Tengo a Caroline y Brooke, que parecen más mis hermanas que a mis mejores amigas—
—¿Es por eso que te abandonaron esta noche? — No hay ningún insulto en su tono, solo parece genuinamente curioso.
—Así somos. Cuando las necesito, siempre están ahí. Y saben que soy una niña grande y puedo cuidar de mi misma. Además, les encanta divertirse y yo no quiero ser la chica antisocial que las detiene—
—Parece que no te merecen—
—Lo hacen— me opongo instantáneamente. —Mas de lo que puedes saber—
—Me parece bien— Él toma mi respuesta por lo que es.
—Sigue adelante— me anima.
—¿Aún no estas aburrido? — pregunto, colocando una mano debajo de mi mejilla.
—Ni siquiera un poquito— él sonríe.
—Bien— Deje escapar un profundo suspiro, tratando de descubrir a donde ir a continuación. —Veamos. Me encanta la música vieja. Soy una fanática de los viejos programas de televisión. Y si pudiera, pasaría cada segundo de cada día perdiéndome en un thriller o algo oscuro y demente—
—Estás bromeando, ¿verdad? — él se ríe como si no pudiera creerlo.
—¿Qué? — pregunto en broma.
—Te ves tan dulce e inocente—
—¿Qué tiene eso que ver con esto? —
—Nunca esperé que fueras alguien a quien le gustara…bueno, cualquiera de las cosas que acabas de enumerar—
—Supongo que demuestra que no se puede juzgar un libro por su portada— le recuerdo.
—Te das cuenta de que eso va en ambos sentidos— El estrecha su mirada hacia mí.
—Está bien, entonces demuestra que estoy equivocada— sugiero. —Cuéntame algo sobre ti que me sorprenda—
—¿La verdad? — el pregunta.
—La verdad—
—Odio las fiestas— dice, y su admisión no es la que esperaba.
—¿En serio? — cuestiono, señalando la casa.
—Lo sé, lo sé — Él se ríe.
—Eso es más bien un “Váyanse a la mierda” para mis padres. Me imagino que, si van a fingir que no existo, también podría mostrarles que si lo hago.
—Lionel— mi voz tiembla mientras miro al chico que siempre pensé que tenía tanta confianza preguntándome ahora si no somos más parecidos de lo que jamás hubiera imaginado.
—Está bien— interviene rápidamente. —Ha sido así toda mi vida. —Estoy acostumbrado—
—Pero— empiezo.
—Está bien. De verdad— me interrumpe, claramente no queriendo detenerse en el tema.
Por mucho que quiera empujar lo dejo ir. Se lo difícil que puede ser hablar de cosas que no estas acostumbrado a compartir con nadie.
Cambio el tema a un terreno más seguro, preguntándole más sobre futbol americano y si tiene alguna idea a que universidad quiere ir ya que se está preparando para comenzar el último año. La conversación fluye a partir de ahí y hasta bien entrada la noche, he aprendido mucho más sobre el de lo que jamás esperé saber.
Como ama el futbol porque es el único lugar al que realmente siente que pertenece. Como extraña muchísimo California y lo difícil que fue para el irse. Como planea regresar allí algún día. Como no puede esperar a la universidad y, aunque la universidad de Lousiana es la escuela de sus sueños, ni siquiera le importa a donde asiste mientras pueda jugar futbol.
Hablamos durante horas, ambos acurrucados de lado en las sillas opuestas, uno frente al otro. Hablamos hasta que el tiempo ya no parece relevante y todo lo demás simplemente se nos escapa. No sé en qué momento nos quedamos en silencio, existiendo en un espacio cómodo donde ninguno de los dos siente la necesidad de palabras.
Todo lo que recuerdo es mirar a Lionel hasta que físicamente no podía mantener los ojos abiertos más tiempo, preguntándome si despertaría a la mañana siguiente y descubrir que todo esto fue solo un sueño loco. Lionel dijo que solo hace falta una noche para cambiarlo todo; no podría haber tenido más razón. Porque después de una sola noche todo se siente diferente.