La noche había llegado silenciosa y serena, pero para Bastian, el descanso era un lujo inalcanzable. A medida que el reloj avanzaba, el calor en su cuerpo empezó a intensificarse, transformándose en un ardor casi insoportable. Las mantas parecían no hacer nada para mitigar el fuego interno que sentía, y cada minuto que pasaba se volvía más desesperante. La temperatura en la habitación parecía elevarse, y a pesar del frío exterior, Bastian estaba empapado en sudor.
Se incorporó con dificultad y se sentó en la cama, tratando de enfocar su mente para contactar con Damián, su lobo interno. Con el corazón acelerado y la piel ardiente, Bastian se concentró en la conexión mental que había establecido la noche anterior.
—Damián, estoy empezando a sentir el calor otra vez, y es mucho peor que antes. No sé cómo manejarlo —pensó Bastian, sintiendo que sus palabras mentales eran un grito de angustia.
Un momento de silencio precedió a la respuesta de Damián, que llegó con una voz calmante pero urgente.
—Bastian, lo que estás experimentando es una fase de calor, un fenómeno natural que ocurre en los lobos cuando están en su fase más vulnerable y potente. Necesitas encontrar una solución para equilibrar este calor. Si no lo haces, podría volverse muy peligroso para ti —explicó Damián, con un tono que reflejaba tanto preocupación como autoridad.
Bastian se quedó paralizado por el impacto de las palabras. No había imaginado que la situación podría escalar de esta manera y no entendía del todo lo que debía hacer.
—¿Qué significa eso exactamente? ¿Cómo puedo equilibrar el calor? —preguntó, su mente girando con preguntas sin respuesta.
—La forma en la que los lobos manejan esta necesidad es a través del apareamiento. Es una respuesta biológica que equilibra la energía y el calor dentro de tu cuerpo. Es crucial que lo hagas pronto para evitar mayores complicaciones —dijo Damián, con una urgencia que no dejaba lugar a dudas.
Bastian sintió un nudo en el estómago al escuchar eso. La idea de aparearse era desconcertante y aterradora, especialmente porque no entendía completamente cómo funcionaba o a quién acudir para hacerlo. Sabía que mamá había estado preocupada por él y no quería añadir más problemas a la situación.
Decidió hablar con mamá, a pesar de su incomodidad. Se levantó con esfuerzo y, tambaleándose, se dirigió al salón donde ella estaba ocupada con sus tareas nocturnas. Cada paso era una batalla contra el calor que le atormentaba.
—Mamá —dijo Bastian, su voz temblorosa mientras se acercaba a ella—, necesito hablar contigo. Es urgente.
Mamá lo miró, y su expresión cambió rápidamente de preocupación a alarma al ver su estado. Sus ojos recorrían su cuerpo, notando el sudor que perlaba su frente y el brillo de incomodidad en sus ojos.
—¿Qué sucede, Bastian? Te ves muy mal. —Su tono estaba lleno de preocupación, y ella se acercó para sostenerle la mano, intentando ofrecer consuelo.
—El calor ha vuelto, y Damián me ha dicho que es una fase natural en los lobos, pero también que necesito... aparearme para equilibrar el calor. No sé cómo proceder, y no entiendo bien qué significa todo esto —explicó Bastian, su voz quebrándose por la angustia.
Mamá se quedó en silencio por un momento, claramente sorprendida y confundida. Era evidente que el concepto era nuevo para ella, y no sabía cómo enfrentar la situación.
—Bastian, esto es muy complicado. No estoy segura de qué hacer, pero te prometo que haré todo lo posible para ayudarte —dijo mamá, su voz firme pero llena de ternura. Ella comenzó a prepararse para buscar soluciones, moviéndose con una determinación nueva.
Con un gesto de apoyo, mamá preparó una pequeña lámpara y la colocó cerca de la cama para proporcionar un ambiente cálido y reconfortante. Luego se sentó junto a Bastian, sosteniéndole la mano mientras él intentaba encontrar alivio.
—Damián, ¿hay alguna otra cosa que deba saber? —preguntó Bastian mentalmente, sintiendo que debía obtener más información para manejar la situación.
—El proceso de equilibrio no es algo que puedas evitar. Es una necesidad física y emocional que debes atender. Si no encuentras una manera de resolverlo pronto, el calor podría llegar a ser extremadamente peligroso —respondió Damián, con un tono que reflejaba una mezcla de preocupación y urgencia.
Bastian sintió que la situación estaba alcanzando un punto crítico. Miró a mamá, sintiendo su apoyo constante pero también sabiendo que necesitaba tomar una decisión. Aunque el tema era incómodo y doloroso, la salud y el bienestar de Bastian estaban en juego.
—Mamá, necesitamos encontrar una solución. No sé qué hacer, pero necesito tu ayuda para superar esto —dijo Bastian, su voz llena de desesperación.
Mamá lo miró con un sentimiento de empatía y determinación.
—Vamos a enfrentarlo juntos. Haré todo lo que esté en mis manos para ayudarte a superar esto. Confía en mí, y encontraremos una solución —dijo mamá, su tono lleno de confianza y cariño.
Mientras mamá se preparaba para buscar más soluciones y recursos, Bastian se recostó en la cama, con la mente llena de pensamientos confusos y una sensación de alivio al saber que no estaba solo en esta batalla. Con el apoyo de mamá y la guía de Damián, estaba decidido a enfrentar el desafío que se le presentaba, enfrentando el calor y la transformación con la fuerza y la determinación que ahora sabía que poseía.