Punto de vista de Aleya (Aleron) El amanecer teñía el cielo de tonos naranjas y rosas mientras me dirigía al gimnasio, con un nerviosismo que me corroía por dentro. Cada paso resonaba en el suelo pulido, y el frío matutino se filtraba a través de mi ropa deportiva. No había dormido mucho después de lo ocurrido en el club, y la conversación con Lucien seguía resonando en mi mente como un eco incesante. —¿En qué lío te has metido, Aleya? —susurré mientras me ajustaba las vendas en las manos. El gimnasio estaba prácticamente vacío cuando llegué. Solo había silencio, luces frías y un ligero olor a sudor y metal. En el centro de la sala, con los brazos cruzados y expresión estoica, estaba Lucien Reinhardt. Vestía una camisa negra ajustada y pantalones deportivos oscuros. Su presencia era imp

