Cuando empecé a trabajar en el mundo del periodismo, muchos compañeros se interesaron en mí.
Ya era bastante popular en la universidad pero en el trabajo era otra cosa, al trabajar no sólo investigando, sino también de reportera.
Tenía muy buen cuerpo para mis 32 años, con una melena morena larga y mis pechos exuberantes. Tampoco es que fuera para tanto, pero en la oficina todos los hombres nos miraban como si fuéramos modelos.
Siempre antes de salir aparecía alguien que se ofrecía a llevarte los papeles o te invitaba a comer con él siempre adulando lo lindas que estábamos, yo siempre los había rechazado ya que no me gustaba mezclar el trabajo con las relaciones.
Si algún día rompía con alguien, no podría evitarle en el trabajo y eso haría que me fuera peor. Lo único que me preocupa
