Ricardo y Azucena están en la oficina trabajando. Él siempre checándola a cada instante, en su pensamiento no sabe por qué se ha obsesionado con ella, en eso la señora Soledad toca la puerta y al escuchar a Ricardo diciéndole que pase, entra saludando a Azucena cuando pasa frente a su escritorio, al llegar hasta donde se encuentra Ricardo. —Señor hay una señorita que desea hablar con usted. —Al escuchar Azucena se tensó, Ricardo inmediatamente la volteo a ver, aunque sea una de sus viejas conquista, no será el mismo con ellas— —Le dijo su nombre. —Si, la señorita Roberta. —Ricardo inmediatamente se tensó, como se atrevía a venir a su oficina, que finge esa mujer, no respondió inmediato porque muchos pensamientos se le vinieron— La dejo entrar. —Si dígale que pase. —Azucena disimulo no

