Mi tía al escuchar la bocina dió un brinco y maldijo por todo lo alto, ella no deseaba ir a trabajar como lo había pedido el día de ayer así que llamé a dos empleadas que llegaron de inmediato. — Quiero que tomen las cosas que acomodaron de mi tía y las vuelvan a empacar, ella no va a seguir viviendo en mi casa porque simplemente yo no tengo perezosas aquí dentro. — ¡¿Qué?! No puedo creerlo Astrid, te recuerdo que soy tu tía y yo también tengo sangre de los Sallow, no me puedes estar corriendo cada vez que se te antoje todo por no cumplir tus caprichos. — No te preocupes tía que no volveré a correrte porque ya no te voy a volver a admitir en mi casa, un error que cometió mi abuela fue facilitarle las cosas haciendo que fueran unas perezosas y buenas para nada; pero te informo que yo no

