Josie entró en la habitación y, como siempre, parecía recién caída de la cama. Su cabello largo, oscuro y naturalmente rizado estaba recogido en un moño suelto, sujeto con varias pequeñas horquillas moradas. Largos mechones le caían sobre la cara y a ambos lados, ocultando parcialmente sus grandes ojos marrones. Josie no llevaba maquillaje, y para demostrar la razón de Danny, su vestimenta no podía ser más poco favorecedora. La blusa amarilla con estampado de flores era lo suficientemente holgada como para que otra persona pudiera entrar con ella, y las mangas anchas y voluminosas eran demasiado largas, cubriendo sus manos y dejando solo sus dedos a la vista. Los pantalones eran igual de malos, de campana, de un naranja brillante, así que la gente sin forma simplemente asumía que tenía p

