Su piel pálida ardía, y con cada caricia de mi lengua se sonrojaba aún más. No paré hasta que la lamí hasta dejarla carmesí. Sus ojos casi se salieron de las órbitas de miedo y deseo cuando tiré de su largo cabello con un movimiento rápido y carnal y dejé que mi lengua le cortara la garganta con hambre, lo que provocó en Brooke una serie de gemidos y jadeos entrecortados. "Josh, ¿qué me estás haciendo…?" "Abre tu linda boca." Su mirada ansiosa chocó con la mía cuando abrió la boca, expectante. Dejé que mi saliva se acumulara antes de soltar un poco en su cavidad. Echó la cabeza hacia atrás bruscamente y se bebió mi saliva como si se tomara un trago de whisky. Me ordenó que hiciera lo mismo, y mi boca anhelaba sus deliciosos fluidos con gran anticipación. En cuanto soltó su considerable

