Estoy en el sueño más profundo de mi vida, cuando un ruido extraño empieza a tirar de mí, como desde el borde de la conciencia. Poco a poco voy despertando, mi cuerpo sigue cálido y relajado. Es entonces cuando registro el sonido. —No. Para. ¿Qué demonios…? Una mano se flexiona en mi espalda, una palma abierta se desliza sobre mi piel desnuda. Jeffrey. La camiseta se ha subido y él lo ha aprovechado por completo, su mano caliente contra mi piel. No me quejo. De hecho, se siente increíble, la aspereza de su palma rozando mi columna. —Robb. Espera. Dije que— Levanto la cabeza, el ceño fruncido, mientras los oscuros ojos de Jeffrey se encuentran con los míos. —¿Qué está pasando? —Creo que una de tus compañeras de piso está teniendo problemas con su cita. Apoyo la mano en su pecho para

