Veo cómo los ojos de Madison se agrandan. Hoy ha visto una parte de mí, una parte realmente oscura, y aun así sigue aquí, sigue compartiendo la bañera conmigo. Eso me da un poco de esperanza de que lo que estoy a punto de contarle no la haga salir corriendo aterrada. Dejo escapar un largo suspiro, frotándome el rostro con ambas manos. Jamás le he contado a nadie lo que estoy a punto de compartir, y no puedo creer que de verdad vaya a poner esto en el mundo, en manos de otra persona. Pero Madison me pidió la verdad, y se la voy a dar. Sé que podría alejarla. Ni siquiera la culparía. Pero es momento de darle la honestidad que sé que ansía y así todo quedará expuesto. Sin más secretos. —No siempre fui así. De hecho, mi madre solía decir que yo era el más feliz de sus hijos. Los l

