Todo era oscuro, podía sentir la tensión del lugar combinado con el miedo, angustia, dolor y horror. Los gritos penetraban en la oscuridad y esta misma hacía ecos de ellos. "Por favor, él no" "Es hora" "Muere" Sam despertó sobresaltado, se sentó de golpe en su cama y llevó su mano hacia su pecho, donde su corazón latía tan fuertemente que podía escuchar el "Bum-bum, bum-bum" en su oído. —Sam, ¿estás bien? —preguntó John enderezándose y sentándose a su lado, observándole preocupado. Unas lágrimas escaparon sin aviso y se deslizaron por sus abundantes mejillas. —Otra vez... —susurro mordiendo su labio inferior para no soltar un sollozo. ¡Mierda! ¡Cómo odiaba sentirse triste! ¡Odiaba tener miedo! Comprendiendo, John rápidamente lo tomó por la cintura, lo levantó y le dio vuelta mie

