-¡Bea!-Escucho mi nombre a eso de la media noche.
Abro mis ojos. Mi cuerpo se siente frío cuando enciendo la luz y veo a mi prima llorando en la otra cama con su sabana teñida con su propia sangre.
Intento no dejar que la desesperación me gane.
Solo cálmala.
Tomo mi teléfono, me acerco a ella y la rodeo con mis brazos mientras intento llamar a emergencia. Su cuerpo tiemble contra el mío mientras que sus uñas se aferran a mis brazos.
-No quiero perderlo, Bea. No quiero.
-Todo estará bien-le prometo-no voy a dejar que nada les pase.
Eso funciona y me da tiempo de darle mi dirección a la operadora
-¡Que pasa!-grita Verónica en medio de la puerta-Viví, estas desangrando-Sus manos aprietan su cráneo la vez que camina hacia nosotras-Vas a perder a tu bebé.
Viví vuelve a gritar de nue
