Inmediatamente empujaron la puerta y entraron corriendo.
Vieron a Carlota de pie en el umbral y abriendo la ventana. Una mujer que se encontraba en la misma habitación la abrazó fuertemente por la pierna y tiró de ella con fuerza hacia abajo.
Afortunadamente, esta ventana Solo podía estar entreabierta, de lo contrario, esta mujer no podría sujetar a Carlota en absoluto, y Carlota habría saltado y caído hasta morir.
—¡No tires de mí; déjame morir!
—Date prisa, ven a ayudar.
Se apresuraron a subir y arrastrar a Carlota.
Por alguna razón, Joe recordó de repente cuando estaba en el suelo y sin fuerzas.
En aquella ocasión, se había parado muchas veces junto al tejado de un edificio alto, queriendo saltar y acabar con su miserable vida.
Pero por muy difícil que fuera, al final no se suic
