Capítulo 4: Jessie Coffey.
—¿Eres tú...Coffey? —mi voz falló.
El chico era...aquello que no imaginaba. Nunca pensé que fuera tan...guapo.
—Ya me conoces—metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Él sonrió divertido—¿Sorprendida?
—¿Cómo sabías que...?
—No fue difícil—se encogió de hombros.
—Me debes muchas explicaciones, eres raro algunas veces—observé sus ojos azules. Mi respiración se cortó—Te imaginaba...diferente.
—¿Diferente? —frunció el ceño confuso.
—Creo que esperaba a un chico con gafas, problemas para hablar y con el mundo odiándolo—antes de que pudiera hablar añadí—Pero no pensé que fuera un chico tan...así—señalé y él se echó a reír. Sonreí al escuchar la misma risa que solía captar por el celular, pero tenerlo en vivo era mejor.
—¡Aquí estás! Estaba preocupada por ti y...—Zoe había aparecido, dejó de hablar al notar al chico que nos acompañaba. Sonrió con cierta picardía al mirarme—¿Quién es, Amy?
—Por fin te conozco Zoe—su sonrisa encantadora, la que tanto había imaginado apareció. Sonreí de lado mirándolo—Soy Jessie Coffey, el nuevo amigo de Amelia—se presentó.
—Tú eres Coffey—me miró con complicidad y luego sonrió a Jessie. Así que ése era su nombre...Jessie—Amelia me ha hablado mucho de ti...
—Sólo te conté que...
—Tranquila, no me molesta—me interrumpió Jessie guiñándome un ojo. Algo tenía bajo la manga.
—Creo que yo iré a casa, mi madre estará esperándome.
—¿Qué? No, vinimos a charlar un rato...—tomé su muñeca. Ella no podía dejarme sola.
—No te preocupes, estaré bien, además no estarás sola, Jessie puede acompañarte—señaló. Le supliqué con la mirada, pero como era típico de Zoe, no me hizo caso—Hablaremos luego. Gusto conocerte Jessie.
En cuanto se alejó miré a Coffey suspirando.
—Podemos hablar todo lo que quieras. Sé que tienes muchas preguntas.
—Ya habías planeado esto, ¿Verdad? —me crucé de brazos.
—Un poco—se encogió de hombros.
Las nubes comenzaban a darle paso al sol, los pequeños rayos se escabullían tocando los charcos que había dejado la lluvia. Las personas llevaban sus paraguas cerrados, pero sin arriesgarse a dejarlo, los niños saltaban en algunos charcos y las madres los reprochaban intentando que no se ensuciaran. El ambiente era frío pero fresco lo contrario de la cafetería donde me encontraba con mi nuevo amigo Coffey, Jessie Coffey.
Luego de que Zoe me abandonara cruelmente, Jessie prefirió que fuéramos a un lugar más calmado y calentito. Me pareció perfecta la cafetería, no muchas personas se encontraban a nuestro alrededor, pero la comida era excelente. Me detenía a mirarlo más de lo debido, realmente era guapo. Nunca me había imaginado al lado de un chico así. Mi presencia a su lado sólo parecía el de una niña.
Coloqué mis manos en la taza de chocolate mirando el líquido.
—¿Quieres algo más, Amelia?
—No, estoy bien—subí mi vista—¿Cómo sabías que iba a estar con Zoe? Nunca te lo dije.
Dejó de comer sus panqueques con algo de mantequilla para limpiar sus manos y mirarme. Realmente me sentía pequeña a su lado, pero...me gustaba.
—Recuerda que he estado observándote.
—Dijiste que no estabas vigilándome.
—Y no lo hago.
—No entiendo—negué con la cabeza—Ni siquiera sé cómo me encuentro aquí hablando contigo. ¿Cómo me conoces?
Jessie evitó mi pregunta y tuve que respirar hondo.
—Si desconfías de mí entonces hubieses hablado con tus primos, habrías hablado con Nina o con Zoe, pero no lo hiciste—su mirada se volvió más intensa—Sí, también sé que hace minutos le contaste sobre mí. No sabías si hacerlo o no.
Me incliné hacia adelante cruzándome de brazos.
—Necesito que me digas la verdad, basta de vueltas y juegos, ¿Cómo sabes todo eso?
—¿Recuerdas lo que te dije de las mentes cerradas? —acercó su taza a la mía. Asentí sin saber que tenía que ver—Sólo mira alrededor—susurró sonriendo de lado.
—¿Por qué debería...? —me callé al instante. Todo estaba en silencio porque todo se había detenido—Oh Dios—miré todo el lugar sin creerlo. Una pareja que reía había quedado congelada, el hombre tenía su cabeza inclinada hacia atrás, una camarera estaba quieta mientras servía algo de café a una mujer anciana, el líquido se había detenido también. Unos niños que corrían alrededor de una mesa donde su madre parecía estar reprochándolos también se habían quedado inmóviles.
Miré por la ventana teniendo el mismo resultado, nadie se movía, todos parecían estatuas, personas hablando por celular, otras cruzando la calle, un grupo de chicas coqueteando a los hombres, las calles mojadas...
—¿Cómo...cómo lo hiciste? —estaba totalmente sorprendida. Era como si el tiempo se hubiera detenido—¿Esto es real?
—Claro que lo es—sonrió observándome. Se mostraba relajado y divertido por mi expresión.
—No es posible, ¿Puedes detener el tiempo?
—En este momento sí. Puedo avanzar y regresar en él—miré la cafetería de nuevo. Esto era increíble, me sentía como en una película—Puedo cambiar las formas de cualquier cosa, puedo manipular las mentes, puedo leer los pensamientos, puedo controlar la temperatura, los ríos, el fuego, la tierra, el aire y todo lo que te imagines—colocó su mano en su taza, al levantarla lentamente el chocolate fue levantándose, sonreí maravillada. El líquido de marrón pasó a un color cristalino, en segundos me di cuenta de que aquello no era chocolate, Jessie lo había convertido en agua. Apartó su mano y el líquido volvió a la taza. Di un respingo en cuanto el mundo volvió a moverse recuperando el tiempo.
—¿Estoy soñando no es así? Estas cosas sólo pasan en la imaginación...
—No estás soñando, esto es real—sonrió sin apartar sus ojos de mí—Puedo saber dónde están las personas, puedo ver en sus mentes, puedo ver lo que sus ojos ven, Amelia—explicó. Este tema me estaba agradando.
—Entonces todos esos mensajes...—asintió recostándose hacia atrás. Su chaqueta marcaba muy bien sus brazos—no eran casualidad exactamente. ¿Estabas mirando a través de mí?
—Algo así, se podría decir—confesó—Tengo una conexión más fuerte contigo así que lo hace más sencillo, sólo te observaba no te vigilaba.
—¿Una conexión conmigo? ¿Desde hace cuánto me conoces?
—No creo que estés preparada para saberlo—respondió y supe que no lograría hacerle hablar. Miré mi plato vacío y luego mi taza—No soy peligroso Amelia, sólo soy diferente al resto.
—¿Tu hermana también lo es?
—Tenemos los mismos poderes.
—¿Por qué estás enseñándome esto? ¿Por qué llegaste a mí? No creo que Adam provocara tu aparición—volví a mirarle.
—Realmente no, pero te conozco muy bien, sé que deseas desesperadamente ver un mundo diferente—me sorprendí por eso—Adam es un idiota y tu tía Agostina es una persona muy cruel que odia el mundo por perder lo que quería. Me parecía que era el momento de conocernos.
—¿Siempre has estado conmigo?
—No me he perdido ni un segundo—sonrió un poco. Por primera vez desde mucho tiempo no me sentí sola. Jessie me hizo sentir algo extraño en el pecho, no podía describirlo.
—Esto es raro y extraño, ¿Qué eres? ¿Eres algún tipo de superhéroe?
Riéndose inclinó su cabeza hacia atrás negando un poco.
—No lo somos, sólo aparecemos en la vida de aquellas personas cuya imaginación es más grande de lo que creen—me sorprendí escuchándole con atención—Ahora mismo estás fascinada por todo y quieres saber más, pero las personas de este lugar enloquecerían, nos tomarían por locos o por actos de brujería.
—Los humanos son de mentes cerradas—recordé lo que había dicho y él asintió—¿Eso quiere decir que tengo poderes también?
—No. Sólo nosotros.
—¿Cuántos son?
—Muchos, en todo el mundo.
Asentí comprendiendo. ¡Esto era increíble!
—¿Cuándo descubriste esto? Eres muy joven, ¿Desde cuándo estás metido en esto? —seguí preguntando.
—Luego de un accidente, Deborah y yo regresamos a la vida con esto—se encogió de hombros suspirando mientras sus ojos se encontraban paseando por el lugar. No había ningún defecto en él—Fue como si algo nuevo hubiese despertado en nosotros. Aprendimos a controlarlo y conocimos a muchas personas que nos ayudaron.
—Vaya—parpadeé varias veces analizando toda la información. Algo me decía que luego de esto, mi vida no sería la misma—Esto es...increíble, Jess. Todo esto, esa cosa que hiciste con el tiempo y con el chocolate, pensé que sólo sucedía en películas...
—Te sorprendería saber las cosas ocultas que hay en el mundo, no todos los humanos tienen la dicha de descubrirlas—me sonrió—Siéntete afortunada.
—Supongo—sonreí algo sonrojada—Hace minutos dijiste algo sobre una conexión, ¿A qué te refieres? ¿Tiene algo que ver con la mente?
—Así es, al principio era difícil intentar ver a través de ti, nunca había entrado en los pensamientos de un humano—explicó pensativo—Al pasar el tiempo lo hacía más seguido, fue más sencillo saber dónde estabas, no hacía falta vigilarte.
—Entonces si me vigilaste—señalé.
—Por un tiempo.
—¿Cómo sé si estás en mi cabeza?
—Yo me comunicaré contigo, escucharás mi voz—sus ojos se centraron en los míos. Sentí un peso menos en mis hombros, mi cabeza parecía ser liviana, casi no sentí control de ella.
"Sólo así sabrás cuando esté contigo, estaré observándote todo el tiempo que quieras. Cuando no lo desees sólo debes decirlo y dejaré de estar en tu mente"
Su voz era más seductora en mi cabeza, tenía el placer de escucharla solamente para mí. Sonreí divertida por mi actitud, ¿Qué demonios estaba pensando?
—¿Y si estoy en problemas?
—No debes preocuparte por eso—aseguró sonriendo divertido—Sólo debes saber que no estás sola ahora, Amelia.