“15 de enero 2011-Otra persona a la que tuve oportunidad de entrevistar me dijo que sintió el fuerte olor a que algo se quemaba dentro del habitación obligándolo a abrir las ventanas soportando el aire helado que entraba, pero aquel olor no quería ceder, salió de la habitación y se dio cuenta de que aquel olor parecía solo estar en la habitación”.
Tara termino de leer, aun le faltaba algunas más, pero miro la ventana y se dio cuenta de que ya estaba oscureciendo, tomo todas las hojas y las junto para dejarlas en la mesa al lado de la cama, se recostó sobre las cobijas y puso la mano sobre la pared que estaba detrás de ella, estaba haciendo lo mismo sin quitar la mano cuando sintió un frío sobre su palma y un ligero escalofrío en su espalda, era como si hubiera alguien más en la habitación y estuviera tocando su mano, quitó su mano con temor a que algo más pasara y rápidamente se puso debajo de las sábanas y se cubrió hasta la cabeza.
-No eres real, no eres real-dijo susurrando, esperando que nadie estuviera en su habitación o cerca de ella
No supo en qué momento se quedó dormida, pero en un momento abrió los ojos y vio que el cuarto estaba en penumbras, tomo su celular y se dio cuenta de que eran las cuatro de la mañana y ella no podía seguir durmiendo sin antes ir al baño, se puso de pie y metió sus pies en las pantuflas al lado de la cama, empezó a caminar hacia el baño y cerró la puerta después de entrar. Se miro al espejo y abrió el grifo del agua para lavarse las manos y ponerse un poco en el rostro y en los brazos. Salió del baño y miro su cama, pero ya no se sentía cansada y no podía volverse a dormir, se acercó al escritorio y abrió su laptop, espero a que esta terminara de encenderse y se recargo en el respaldo de la silla, sabía que necesitaba hablar con su mejor amiga para contarle lo que estaba pasando.
-Hola-dijo su amiga con una sonrisa apareciendo en la pantalla de su laptop, su amiga estaba arreglada y se dio cuenta de que era por el cambio de horario
-Hola, lamento llamarte sin avisar
-No importa, ¿ya estás en casa?
-No, estoy en un hotel mientras la tormenta pasa, son las cuatro de la mañana, pero no puedo dormir
- ¿Y qué tal?
-No tan bueno como cualquier hotel-dijo con una leve sonrisa y su amiga asintió viéndola
- ¿En qué hotel estas?
-Se llamada hotel Cielo-dijo mirando la pantalla y con eso a su amiga
-Jamás he oído de ese hotel-dijo un poco confundida
-Bueno yo tampoco, pero como te digo no esta tan mal-dijo con una leve sonrisa-Me gusto poder hablar contigo, me pendre en contacto contigo después
-Si, oye hay algo detrás de ti-dijo su amiga como intentando ver aquello que se encontraba detrás de su amiga, Tara se puso tensa, pero ni siquiera quiso ver el pequeño cuadro donde estaba su rostro en la videollamada, se quedó viendo a su amiga
-Sonia no la mires-dijo con algo de miedo
- ¿Qué? -dijo su amiga y sin decirle nada presiono el botón para colgar la llamada
Se quedo sentada mientras veía la pantalla negra y una figura que se asemejaba a una sombra que se posicionaba detrás de ella, sentía su pecho subir y bajar lentamente mientras su respiración se aceleraba y los latidos de su corazón también.
-Vete, por favor-dijo y aquella sombra no se movía, seguía detrás de ella y ella solo esperaba que eso se acabara, sintió como le tocaban el hombro y sintió el frío que este emanaba, pero después de un momento sintió el calor y como eso empezaba a arder y a quemarle la piel.
- ¡No! -dijo con un grito y cerró los ojos fuertemente esperando que aquel tormento acabara, abrió los ojos y ya no vio aquella sombra o sintió el dolor en su hombro, pero sabía que si la había lastimado
Se puso de pie con demasiado cuidado y con miedo, fue directo hacia el baño y encendió la luz, se paró frente al espejo y se dio cuenta de la marca que estaba en su hombro, una quemada al igual que la de su brazo.
A la mañana siguiente decidió que no saldría de su habitación por más aterrada que estuviera, no podía conseguir que aquella marca no se viera incluso usando suéter dejaba parte de la piel expuesta, se recostó en la cama y decidió que lo mejor era dormir y que si le daba hambre podría tomar algo del pequeño refrigerador de la habitación, aunque eso costara, tenía miedo de salir y ver la puerta de la habitación que había comenzado a aterrarla.