Capítulo 5
HyeLin asomó su cabeza en la cocina con timidez, la madre de Jimin estaba cocinando como siempre, al percatarse de la chica le sonrió con cariño. Hye tenía sus antebrazos cubiertos con vendas que Jimin le había colocado anoche.
— Buenos días, cielo, siéntate, te serviré el desayuno.
La muchacha obedeció en silencio. La madre de los hermanos Park siempre la trataba como si fuera una hija más, al menos es lo que Hye había notado en esa semana que llevaba ahí, la muchacha se abrazó así misma manteniendo la cabeza baja mientras se balanceaba hacia adelante y atrás recordando lo de anoche, ella no había querido lastimarse, pero esas voces en su cabeza parecían tener control absoluto de sus acciones, por su culpa Jimin había acabado la noche de la peor manera.
El chico no había sido grosero con ella en ningún momento, Hye podía ver lo molesto que estaba, pero nunca la trató mal o reprochó algo, sólo le pidió que no se dejara hundir, que si esas voces aparecían simplemente fuera corriendo hasta él y se encargaría de callarlas.
"¿Por qué ese chico quiere ayudarme todavía después de tanto tiempo? ¿Acaso soy especial para que decida ayudarme?"
La señora Park colocó el plato frente a ella con otros más pequeños llenos de comida, le sirvió algo de jugo y dejó que comiera. HyeLin adoraba su comida, le recordaba a la de su madre y le creaba una sensación de paz inexplicable. La hacía sentir en casa, Hye notó que había mucho silencio, más de lo normal.
— ¿Dónde está Jimin? —quiso saber—Desperté y él no estaba en su colchoneta.
— Le pedí que me comprara algunas cosas en el mercado, necesito hacer un pedido de cupcakes para una fiesta—HyeLin masticó mirándola—La vecina de al lado necesita cien cupcakes para una reunión de su trabajo.
— ¿Cien? —se sorprendió.
— Así es, me pagará por ello así que lo veo como un trabajo de un día—sonrió mirándola— ¿Quieres ayudarme?
Y la chica asintió con ánimo. Quería mantener su mente ocupada.
Cuando Jimin llegó tenía las manos llenas de bolsas con cosas del mercado, se dirigió a la cocina encontrando a su madre contarle algo con entusiasmo a HyeLin, la chica la veía con total atención luciendo como una niña pequeña.
— ¿Por qué se quedan silencio? —Jimin sonrió burlonamente cuando ambas lo miraron.
— Esperábamos por ti, ¿Trajiste todo? —su madre se acercó tomando algunas bolsas y Jimin colocó el resto sobre el mesón.
— Todo lo de la lista—asintió. Miró a Hye quien de inmediato apartó la vista dejando que su cabello cubriera parte de su rostro— ¿Dormiste bien? —y ella asintió.
— HyeLin me ayudará con los cupcakes, le estaba contando uno de los cuentos que solía decirle a tu hermana y a ti cuando niños.
— Ah, lo recuerdo—sonrió divertido—Siempre pensaré que pudiste ser una buena escritora de cuentos infantiles.
— ¿Escritora? —Hye miró a la mujer— ¿Usted escribió el cuento de aquella gatita que se convirtió en humana por un deseo de cumpleaños del niño?
— Lo escribí cuando supe que estaba embarazada, Jimin fue mi inspiración durante esos meses—asintió.
— Es una historia bonita—sonrió algo apenada—Pero, ¿Por qué ella tuvo que volver a su forma natural y no pudo quedarse como una niña a su lado?
— Siempre tuve la misma duda—Jimin concordó con Hye y miró a su madre—Cuando esperábamos el nacimiento de Rose esperaba que mamá escribiera una continuación.
— ¿Y la escribió?
— No—sonrió tristemente. Hye supo que allí había algo oculto, pero no quiso preguntar—Manos a la obra, debemos hacer esos cien cupcakes.
Toda la mañana y parte de la tarde estuvieron cocinando y armando los pequeños cupcakes. A Jimin le agradó ver lo enfocada que estaba Hye cuando tuvo que decorarlos, se notaba que lo estaba disfrutando, por minutos el chico rubio se detenía a ver sus brazos vendados, un pequeño recuerdo de anoche vino a su cabeza.
— ¿Y cuándo piensas contarle? —Taemin estaba a su derecha y BamBam a su izquierda, los tres estaban sentados en aquel banco.
— ¿Qué cosa? —Jimin lo miró sin entender.
— Que te gusta, por supuesto—BamBam sonrió divertido— ¿Crees que nos olvidamos de la chica que te traía loco? —Jimin se sonrojó mirando al suelo—HyeLin te gustaba y es obvio que te sigue gustando.
— No creo que sea buena idea decirle eso ahora.
— ¿Por qué no?
Jimin no quería contarles sobre los problemas de la muchacha, no sentía que era lo correcto.
— No siento que sea el momento, es todo—se encogió de hombros. Se levantó del banco acomodando su ropa, una suave brisa movió algunos mechones de su rubio cabello.
— Te fuiste de Seúl hace cinco años, ¿Enserio quieres que creamos que no has tenido ninguna relación? —BamBam entrecerró sus ojos—Recuerdo que entre los cuatro tú eras el más rompecorazones, Jimin.
— Las personas cambian, en ese entonces éramos unos adolescentes con hormonas alborotadas, teníamos diecisiete.
— Pero tus sentimientos por ella no han cambiado—Taemin hizo énfasis en eso—No veo ningún impedimento para que ambos sean pareja, aunque...—ladeó su cabeza mirando a BamBam—No supimos de ella en estos años, ¿Cierto?
— Cierto—el chico miró a Jimin— ¿Qué estuvo haciendo este tiempo?
— ¡Park Jimin! —la voz de su madre lo sacó de ese recuerdo. Parpadeó varias veces mirando lo que sucedía, había estado tan distraído que el glaseado en la manga pastelera se había salido en su totalidad por su fuerza, HyeLin volteó a ver lo que sucedía y una pequeña sonrisa divertida se dibujó en sus labios.
— Lo siento, yo...me distraje.
— No me había dado cuenta, ayuda a Hye a terminar de decorarlos, yo limpio esto—su madre le golpeó suavemente el hombro.
Jimin limpió sus manos en el fregador y luego se acercó a la muchacha. Los cupcakes frente a ella estaban decorados con algunas estrellas de azúcar totalmente plateadas.
— Eres buena en esto.
— ¿Enserio? —se sonrojó un poco—Soy muy mala en la cocina, apenas y sé cocinar algo.
— Somos dos entonces, aunque en este tiempo que he vivido solo...aprendí a cocinar lo básico—explicó tomando una de las estrellas colocándolo en un cupcake.
— Espera—Hye corrigió la postura de la estrella—Si la presionas mucho se hundirá en el glaseado y se notará poco—tomó otra estrella entregándosela. Jimin dejó que ella tomara sus manos indicándole la forma correcta para colocarlas.
El corazón del chico latía como loco, claro que pensaba en confesarse, pero no era el momento, primero debía hacer que HyeLin se recuperara, debía conocer cómo sucedió todo en esos años que se fue porque una cosa era escuchar a su madre y su hermana contarles lo sucedido desde afuera, pero otra muy diferente a conocer lo que pasó desde adentro.
Jimin sabía que ese momento llegaría tarde o temprano, sólo debía esperar.