CAPÍTULO XXVII

3850 Palabras

CAPÍTULO XXVIIAl llegar a casa, Fanny subió enseguida para depositar aquella inesperada adquisición, ese bien dudoso de la gargantilla, en alguna caja favorita del cuarto del este que contenía todos sus pequeños tesoros; pero al abrir la puerta, cuál no seria su sorpresa al encontrar allí a su primo Edmund, escribiendo en su mesa. Aquel espectáculo, que nunca se le había ofrecido antes, resultó para ella tan extraordinario como grato. ––Fanny ––dijo él al instante, abandonando el asiento y la pluma para ir a su encuentro con algo en la mano––, te ruego que me perdones por hallarme aquí. Acudí en tu busca, y después de aguardar un poco con la esperanza de verte llegar, hice uso de tu tintero para exponer el motivo de mi vista. Ahí encontrarás el comienzo de un billete dirigido a ti; pero a

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