Karina miró la copa, notando que el trago era poco. Sin pensarlo dos veces, se empinó la copa y se tomó todo el contenido de un solo trago. —¡Exquisito! —exclamó, sus ojos brillando de sorpresa y deleite.
Kevin sonrió ante la reacción de Karina, aliviado de verla disfrutar del vino. La noche estaba llena de risas y celebraciones, y ambos estaban emocionados. Con cada brindis, cada risa, cada momento compartido, su amistad se fortalecía aún más, prometiendo más aventuras y éxitos en el futuro.
Karina, ligeramente embriagada por el vino, comenzó a abrir su corazón a Kevin. Sus palabras, aunque un poco atropelladas, eran sinceras y llenas de afecto.
—Kevin, tienes que saber algo —empezó Karina, mirándolo a los ojos—. Eres alguien muy especial para mí. No sé exactamente qué es enamorarse, p
