Absalón se separó apenas unos centímetros, con su respiración mezclándose con la de ella mientras sus ojos azules la taladraban con intensidad. —Ahora cierra la boca y no intentes más nada —su voz era un gruñido bajo y amenazante—. Me ando resistiendo en no lanzar a esa rata fastidiosa del auto y que le pase encima otro y muera aplastada. Acepta mi bondad y no me provoques más. ¿Entendido? Los ojos de Saleema brillaron con furia contenida mientras sostenía su mirada. —Te odio —escupió las palabras con veneno y le jaló el largo cabello de Absalón. La respuesta de Absalón fue inmediata y abrumadora. Se lanzó sobre ella nuevamente, capturando sus labios en otro beso posesivo con ese sabor a tabaco y dominio que solo Saleema conocía. Sus grandes manos se enredaron en el cabello de ella, ma

