En la oscuridad de un refugio secreto... La penumbra de la tarde se filtraba por los ventanales del lujoso escondite mientras el informante, con voz contenida, se dirigía a su jefe: ―Señor, Absalón ya está viviendo con su esposa según mis fuentes, en su mansión de las gárgolas. Nicolai Kravchenko, con el torso desnudo y perlado de sudor, se encontraba absorto en su juego de golf virtual. Una sonrisa burlona, casi depredadora, se dibujó en su rostro con algunas arrugas mientras respondía: ―Tiene tiempo que no va a hoteles el maldito. ¿Qué le pasará a esa mierda? ―espetó, golpeando la pelota virtual con precisión calculada contra la lona tecnológica. Judá, su súbdito más leal y contemporáneo en edad, observaba la escena reclinado contra la pared con la elegancia casual de un veterano ma

