Por otro lado de la ciudad… Los gemelos conducían hacia uno de los galpones donde se centralizaba el flujo de dinero de Absalón. Era una operación masiva y meticulosamente organizada: el dinero de las extorsiones, del control de las calles y del tráfico de armas convergía en ese punto. En el interior, decenas de hombres se dedicaban al conteo y planchado de billetes bajo la vigilancia constante de guardias armados que monitoreaban cada movimiento antes de que el efectivo fuera trasladado a la bóveda. Mientras manejaba, Leví mirando hacia el horizonte le dijo a su hermano un tema que les venía preocupando hablando en su idioma natal: ―¿Y si una de esas chicas que entrevistamos que al jefe no le gustan... la tomamos como novia? Necesitamos sexo. ―Sí, ya van dos semanas desde que Sheryl

