Jordan caminó hacia ella y con los puños apretados se detuvo justo cuando sus cuerpos chocaban. Emira lo miró confundida e incómoda por su fastidiosa intensidad. -¿Donde. Carajos. Te. Metiste?- preguntó furioso, Emira se encogió de hombros. -A correr un poco, ni siquiera salí de la cuadra- dijo con simpleza y Jordan en serio se sorprendió. Tendría que despedir a unos cuantos idiotas de su escuadrón de seguridad. -¿A correr?- ella asintió mirándolo como si fuese un loco. -¿Qué te pasa, Jordan?¿No fuiste tú el que dijo que yo estaba presa aquí? -Emira, ¿Cómo carajo se te ocurre ser tan inconsciente?- dijo con ganas de apretarle el cuello. Ella lo miró como si aquello fuese un chiste. -¿De qué hablas tú?- soltó una carcajada- Necesitaba aire porque, sino lo recuerdas, una puta se metió

