Unas mamadas cortas aseguraron que las pollas estuvieran lo suficientemente duras. Edie se recostó e invitó a Martin a su cálido y aterciopelado coño. "Ven a hacerme el amor, amor. Hagamos un espectáculo para los demás. Te he deseado desde que te vi en Starbucks". Martin casi se cae en sus brazos cuando Edie lo rodeó con las piernas y lo atrajo más fuerte hacia su cuerpo, asegurándose de que su generosa polla penetrara a la máxima profundidad en su coño.
Un fuerte gemido de placer surgió de la garganta de Kat mientras Jerry también llenaba su coño. Lo único que acallaba sus gemidos eran los besos que él le propinaba en los labios: besos franceses que consumían sus lenguas y demostraban su pasión.
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El domingo por la tarde, Amber escuchó los relatos de Edie y Kat sobre el fin de
