Nueva princesa

1356 Palabras
—Coll, ¿qué te ocurrió en la cara? ¿Estás bien? ¿Te robaron? —preguntó Belinda, alarmada. —Tranquila, morena. Ese idiota quedó peor. Eso le pasa por dejar a mi amiga sola y embarazada —respondió Coll, con rabia contenida. —¿¡Qué dijiste!? ¿Fuiste a donde Max? —Sí. Tenía que saber qué te había pasado. Sabía que él era el causante. Y sabes… yo ya sabía que estabas embarazada. Se te notaba, Bell. Llevas un mes así. El muy cobarde dijo que lo abortaras. Pero no lo vas a hacer. Yo te voy a ayudar, ¿ok? La biblioteca es fácil, y con los estudios puedes seguir en línea. ¿Qué te parece? —Coll… —Belinda rompió en llanto—. Gracias por apoyarme. No quiero preocupar a mi mamá. —Ella debe saberlo, Bel. —Aún no. Sé que Bastián todavía no se va a enterar. Solo voy a esperar a que se den cuenta. —¿Estás segura? Bueno, acá estaré para ti. También puedo traer a Sindy, ¿qué te parece? —Me parece una excelente idea. Sabes… Sindy y tú combinan. Cuídala, Coll. —Sabes que no soy como Max. Yo sí soy un hombre. Y también cuidaré de ti… y de este bebé que viene en camino. Así que vamos a comer algo. —Acá no hay nada, pero podemos ir a comer. —Claro, vamos. Mamá… futura mamá. —Jajaja, sí. --- Cinco meses después —¡Bel, apúrate! Quiero saber cómo está el bebé —dijo Sindy, emocionada. —¿Será que podemos saber el sexo ya? Tienes seis meses. Ojalá se deje ver esta vez —comentó Coll. —Estoy agotada, de verdad. Necesito un jugo de naranja, ya… por favor —suspiró Belinda. —Acá te lo traje, nena —dijo Sindy, entregándole el vaso—. La madrina de este bebé lo quiere sano. ¿Verdad, nene de la madrina? —Deja de hablarle al bebé, lo estás molestando. Está comiendo —bromeó Coll. —Jajaja, ¿y se puede ahogar, dices tú? —Hay que prevenir. De pronto, aparece Max. —¿Belinda? ¿En serio eres tú, Bel? No puede ser… estoy viendo al amor de mi vida. Estos meses he sufrido mucho. Belinda vale muchísimo. No tiene comparación con Gracie. Esa puta me ha hecho la vida miserable. No sirve como nada. Lo único que hace bien es en la cama… pero ya ni eso sirve. —Aléjate de ella —intervino Coll, firme—. Si no quieres que se repita lo de la otra noche. —¿Por qué me tengo que alejar? ¡No quiero! —Deja el show y quítate. Ya no perteneces en mi vida —dijo Belinda, con voz firme. —Estás radiante. No sabía si de verdad ibas a seguir con el embarazo. ¿Vienes para una consulta? —No es tu problema. Y sí, seguí… y fíjate, me va muy bien. —No te necesita, niño fresita —interrumpió Sindy—. Acá está mi novio. Este sí es un hombre que ha visto por Belinda… y por mi ahijado. Gracie aparece a lo lejos. —Max, ¿estás listo? Vamos. No puede ser… está con Belinda. Esa maldita… ya no la quiero ver. —¿Hija, qué ocurre? —preguntó el papá de Gracie, acercándose al estacionamiento—. Oh, mira… está Belinda. ¿También está embarazada? Sabes, ella era novia de Max hace años. Que yo recuerde… ¿ella era tu novia, Max? —Dile a él que te lo explique —dijo Gracie, cruzada de brazos. —¿¡Explicar qué, Graciela!? —gritó Max—. ¡Tú te metiste en nuestra relación! Dile a tu papá. —No los estoy entendiendo… ¿qué tratas de decir, Max? —preguntó el señor Miller, confundido. —Nada, papá. Mira, allá viene Bell. Después la saludo— respondió Gracie, evasiva. Miller:Me acerqué a la joven. Esta niña, a pesar de todo lo que ha sufrido, aún sigue con una hermosa sonrisa. Su padrastro me dijo que la cuidará, pero con todo esto… y mi hija embarazada de este desgraciado… no he tenido tiempo de nada. Ella está sola aquí. ¿Y quién es el padre del bebé? ¿Será ese muchacho que está con ella? Belinda, hija, ¿cómo estás? Veo que estás embarazada… al igual que mi hija. Jajaja. Espero que no seas tan jodida como ella. —Hola, señor Miller. ¿Cómo está? Y sí, sí estoy. Vengo por una consulta. Y tranquilo… usted me conoce. —¿Y mi hija? ¿Para dónde fue? Seguro te saluda más tarde. ¿Viste, Max? Belinda está embarazada. Perdiste tu turno… y este chico se adelantó. Mujeres como ella valen la pena. Mi esposa siempre pregunta por ti, pero mi hija nos dijo que te habías ido de viaje. —Qué ironía… dile a tu suegro lo que ocurre, Max —dijo Coll, con tono cortante. —Mejor cállate —respondió Max, molesto. —Tranquilo, señor. Y no, no me fui para ningún lado. Este chico no es el papá. Es un amigo. Y ella es su novia —aclaró Belinda. —Nosotros la estamos cuidando —añadió Sindy—. Ya que el que hizo este bebé hermoso… no se hizo cargo. —¿Malparido! ¿Y quién es? ¿Sabe Bastián de esto? —No, por favor. Ellos no saben. No quiero ser una carga. Yo trabajo y estudio en línea. Mi madre está muy feliz… no quiero preocuparlos. —¿Estás escuchando, Max? Esta niña está estudiando y trabajando. Y Gracie empujó a la mamá… solo porque le dijo que si le gustaría estudiar en línea. Está bien… pero algún día hablaré con él. Hoy voy a hablar con mi esposa para visitarte. ¿Dónde vives? —Donde mismo —respondió Belinda. —Vamos a llegar tarde para la cita. Adiós, señor. Un placer conocerlo —dijo Sindy. —Miller. Ese es mi nombre. Y el placer es todo mío. Por cierto, muchacho… vales oro. Si te gustaría, puedes pasar por mi empresa. Toma, te entrego una tarjeta. —Gracias, pero no es ningún problema. Ella es nuestra amiga. Además, el que hizo el bebé… créame, se va a arrepentir —dijo Coll, mirando a Max para que Miller lo notara. —Algo pasa aquí… y lo voy a descubrir —murmuró Miller—. No puede ser que mi hija sea tan envidiosa como para quitarle el novio… y quedar embarazada. Y si este maldito hizo esto… me las va a pagar. Bueno, cuídense. Voy a ver dónde está metida esta niña. —Vamos, debe estar comprando —dijo Max, frustrado—. Ese desgraciado está con Belinda… maldito. —¿Cuándo terminaron ustedes dos? —preguntó Miller. —Hace tiempo. —¿Hace cuánto? —Mucho. No tiene importancia. —Eso espero. Sabes que odio los cobardes, ¿verdad? Además, Bastián le agarró mucho cariño a Belinda. Es como su hija. Ella es buena chica. —Sí lo es —admitió Max. —Lástima… quedaste con mi hija. No sabemos qué hicimos mal. La criamos bien… pero en el camino se dañó. Hasta le pega a la mamá. Se salva que está embarazada. --- En la consulta —¿Jóvenes, vienen todos? —preguntó el doctor. —¡Sí! —respondieron al unísono. —Bueno, vamos a empezar. Momentos después… —Todo bien. Tamaño perfecto, peso ideal. ¿Quieren saber el sexo del bebé? —¡Sí, por favor! —dijeron emocionados. —Bueno… es una niña. Muy gordita. —¡Es una niña! ¡Voy a tener una niña! —exclamó Belinda, con lágrimas en los ojos—. Doctor… mi princesa. —Nuestra princesa —añadió Coll, con una sonrisa. —Tu madrina te ama mucho, nena —dijo Sindy, acariciando el vientre—. Vas a ser la niña más consentida -Gracias chicos. Gracias por amar a mi pequeña– empiece a llorar. escuchando los latidos de mi beba. Col:–Estamos juntos en esto ¿Ok?
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR