Clara acata las órdenes.
El color abandonó su rostro, Ethan no podía saber en lo que se había convertido.
—Ken… lo juraste… —Clara le recordó aquel juramento, que pesaba sobre sus hombros.
—Eso es algo que ya no tiene discusión, ya el daño está hecho. Y te aseguro que es irreparable —gruñó Ken con un poco de furia—. Ahora tenemos que enfrentarnos a otro problema.
—¿Se enteró de que estoy viva? —preguntó alarmada, hasta su voz ya no era la misma, sus palabras tenían un tono más grave, debido al tiempo que estuvo conectada a los respiradores había sufrido un leve daño en sus cuerdas vocales.
—Todavía no, pero no falta mucho para que eso suceda —respondió Harry.
Ella miró a los tres entrecerrando los ojos.
—No quiero que lo sepa — se aclaró un poco la garganta—. Al menos, no todavía.
La verdad era que no se sentía preparada para enfrentarlo.
—Ethan continua buscándote después de tanto tiempo, él está muy afectado, al igual que sus padres, Clara —intervino Harry—. Carol Brennan todavía llora, porque supuestamente no pudo hacer nada por ti, incluso el viejo Malcolm. Esa familia está devastada con tu desaparición.
—Él dejará de buscarme y ellos no me conocieron lo suficiente, para tener ese cargo de conciencia que al parecer, los consume —se encogió de hombros como si lo que le expuso Harry no tuviese importancia. No le pasó desapercibida la manera en que intercambio la mirada con Kendrew—. No son mi familia, ninguno de ellos.
El psicólogo continuaba escribiendo en su libreta, de una manera tan concentrada como si no estuviera prestando atención a la discusión que estaba teniendo lugar. Clara sabía que no era cierto. Pero al verlo tan indiferente alteró sus nervios, el doctor sintió sus ojos en lo que estaba haciendo y alzó el rostro para encontrarse con su mirada, ladeó la cabeza y le sonrió.
Fue lo máximo que ella pudo aguantar, de aquella absurda reunión. Se levantó de la silla.
—¿Eso es lo único que me querían decir? He dejado mi terapia a un lado para reunirme con ustedes, si eso es todo...
No le dio tiempo a terminar la oración, porque en ese instante Harry se levantó de pronto de la silla, y esta cayó al suelo haciendo un estruendo que puso el ambiente tenso.
—¡No harás tal mierda! No te largaras de aquí hasta que escuches lo que tenemos que decir, últimamente es muy fácil para ti dejar todo, sin ni siquiera hacer el intento de luchar.
Aquellas palabras sorprendieron a Clara, haciéndola sentir como una adolescente caprichosa, hasta al punto de tener ganas de llorar. Porque jamás se imaginó aquella actitud por parte de Harry, pues siempre había tenido paciencia con ella, y la trataba como una hermana menor. Tal vez ese día tenía agotada su dosis.
Kendrew aprovechó para intervenir, pues la cosa se estaba caldeando, y por el bien de todos necesitaba apaciguarlos.
—No puedo imaginarme el infierno por el cual has pasado. tampoco soy quien para juzgarte por lo reservada que estás al respecto —hizo una pausa y luego se pasó la mano por el cabello—. Puedo entender también lo dolorosa que ha sido tu recuperación, porque he visto cómo te has propuesto salir adelante. Y hemos estado aquí para ti.
Harry continuaba molesto con ella, por esa razón manifestó:
—Nos la hemos jugado, al mantenerte oculta todo este tiempo de todos, y sobre todo de Ethan, nuestro amigo. Quien te recuerdo, tiene más de un año buscándote —movió la mano alterado—. Estás dolida aun, pues lo comprendo, porque el proceso es muy largo y aún no llevas ni la mitad. Y fue una barbaridad lo que te pasó. Pero si quieres venganza, es hora de que cambies tu maldita actitud. Estás trabajando sola de nuevo.
Los ojos de Clara brillaron con un poco de emoción, pero fue fugaz. Ellos tenían razón este equipo la había apoyado cuando más lo necesitó.
—¿Cómo lo sabes? —quiso saber ella, pues ninguno de ellos podía saberlo, ni siquiera imaginarlo.
—No eres la única informática aquí lo sabes, ¿verdad? —replicó Harris.
—¿Qué es lo que quieren de mi? —preguntó por fin, mirando a Kendrew.
—Que nos ayudes a entenderte, Clara —respondió con voz calmada.
Ella los miró y les sonrió.
—¿Cuál es la razón?
—Porque nos hemos desviado un poco de los asuntos de la empresa, y podemos perderlo todo —contestó Harry.
—¡Basta! —replicó Kendrew.
—No, Ken… ella tiene que saber un poco lo que sucede a su alrededor; para ver si toma un poco de conciencia y cambia esa maldita actitud de que no le importa una mierda.
Clara sintió una opresión en el pecho, se sentía completamente como la chica caprichosa que jamás había sido.
—Ken… ¿Qué es lo que está pasando? —preguntó ella con cautela.
—Tenemos compromisos que cumplir, Clara. Hay muchas cosas que dejamos pendientes y puede acarrearnos algunos problemas financieros. Tal vez nos ausentaremos por unos días. Y Dios es mi testigo, que no te dejaré aquí sola por tu cuenta, después de todo lo que ha pasado —culminó Kendrew.
TRES MESES DESPUÉS…
Después de mucho esfuerzo, constancia y dedicación Clara prácticamente se había recuperado de sus lesiones físicas, pero las mentales y emocionales aún quedaba mucho por hacer.
Sentía mucha rabia por dentro, solo pensaba en encontrar al “Mayor”. Gracias a Dios Kendrew le había dicho que Rebeca se había quitado la vida en frente de Ethan. Puede que estuviese mal el alivio que sintió al saber la noticia, pero eso le evitó que saliera del mismo infierno y la hubiese matado, no sin haberla torturado un poco primero.
Tenía miedo que Ethan la descubriera, y sabía que tarde o temprano lo haría. Conocía a ese salvaje y se preguntaba ¿Qué haría si lo hiciera? Ella no quería que la viese ahora, su cuerpo había mejorado, pero sus emociones iban de la cagada, por eso Kendrew la obligaba a sesiones de terapia dos veces por semana con el doctor Schneider. En cuanto a sus negocios, habían estado fluyendo favorablemente durante todo ese tiempo, le debía a los Ghost la vida, y lo que era. Pero ella no quería ser una recluta de ese equipo. Quería ser una aliada.
Clara caminó hacía el despacho donde se encontraban Kendrew, Harry y Bash planeando una misión que no tenía nada que ver con la personal. Tocó la puerta y entró al escuchar la voz de Kendrew diciendo que podía pasar.
—Al parecer están muy ocupados —afirmó Clara, mirando a cada uno de los hombres.
Harry y Bash, le dijeron con un asentimiento de cabeza que no pasaba nada.
—No te preocupes, estábamos terminando —le hizo saber Bash.
Recogieron todo el material que tenían sobre el escritorio.
—Eh… —les interrumpió de nuevo—. Me gustaría hablar con todos ustedes.
Los tres hombres se miraron frunciendo el ceño. ¿Por qué los militares tenían que estar así de guapos? Ese aura de peligro que los hacía tan sexis, pero para nada como Ethan. Suspiró y caminó con cautela hacia ellos, suspiró y sacudió la cabeza.
Kendrew estaba sentado en su silla detrás del escritorio. Le hizo seña con la mano para que se acercara más a ellos y tomara asiento. Ver lo cautelosa que caminó, hizo que un músculo de la cara se moviera, porque se dio cuenta de que ella tenía miedo. Aún no soportaba que cualquier hombre estuviera muy cerca de ella. El recuerdo de que no había dicho nada, de lo que había pasado en esos dos días infernales, le hizo apretar los puños. Aunque había mejorado podía ver que el miedo seguía en ella, y la invadía al ser abordada por una persona. La respuesta era mucho peor si era hombre.
—Somos todos oídos —le animó Harry acomodándose en uno de los sillones.
Ella tenía la mirada en el piso y jugaba con sus manos en el regazo por el nerviosismo.
Respiró profundamente.
—Se... sé que he en muchas oportunidades he sido una tirana con ustedes —miró a los tres—. Y que nunca les he dado las gracias por salvarme. Me he comportado de manera irracional con ustedes, y los he aprendido a respetar, hasta incluso tener cariño.
—Clara… —quiso Bash frenar sus palabras.
—Estoy segura de que no fue fácil para ustedes, verse postrada en una cama en esas condiciones tan deplorables.
Kendrew iba a hablar cuando le hizo gesto para que la dejara continuar.
—También me imagino que todo el proceso de mi recuperación ha generado un costo —.
—Clara... —intervino Harry—. ¿A dónde quieres llegar?
Ella se levantó.
—Esta bien —comenzó a caminar de un lado a otro por el despacho—. Como ustedes saben yo no tengo problema de liquidez económica, y estoy segura que todo lo que hicieron por mí generó costos monetarios muy altos —cruzó la mirada con Kendrew—. En el tiempo que estuve en coma generé mucho dinero.
—Clara no nos importa tu dinero — dijo Kendrew.
—Pero a mi si, porque se que no están tan solventes como antes, por mi culpa. Y por tal motivo les he girado a su causa la cantidad de siete millones de euros.
Silbidos se escucharon por toda la habitación.
—¿Te has vuelto loca? —cuestionó Bash.
—Eso aún no pagaría mi deuda con ustedes. Sé que ese dinero puede servirle a ustedes para mejorar sus instalaciones, comprar más equipo… ¿Qué demonios sé yo? —se encogió de hombros—. Lo único que quiero ser es una aliada en su equipo. Que cuenten conmigo —les dio una sonrisa ladeada.
—Todo suena maravilloso, Clara. Y de verdad te lo agradecemos —le hizo saber Harry— ¿Pero qué hay de ti?
Ella hizo una negación
—No puedes seguir escondiéndote toda la vida, Clara —agregó Bash mientras Kendrew la observaba en silencio.
—Muchos piensan que estoy muerta ¿verdad? — miró al jefe.
—No —respondió él tajante—. Se sabe que estás desaparecida.
Ella miró a los tres seriamente.
—Saben que de lo que se trata, de logística soy lo mejor que tienen.
—Trabajamos en fusión, Clara —le recordó Bash— ¿Qué harás cuando nos toque trabajar con Ethan y Samuel?
—Eso es lo de menos, lo haré —respondió en un susurro—. Pero no como Clara Reaves, aun no estoy preparada. Pero si volveré a trabajar en seguridad como informática.
—No, no puedes Clara — la negación de Kendrew fue rotunda.
—¿Por qué no me dejas hacerlo? Sabes que soy tu mejor opción —puso ojos de cahorro regañado.
Kendrew gruñó.
—Esta bien... lo harás —todos lo miraron con interés—. Pero bajo mis condiciones… la primera es que sigas las sesiones con Andrés… la segunda vas a recibir entrenamiento como todos nosotros… se que lo tienes… pero esta vez será diferente serás un soldado … tercero usarás un nombre clave —hacía gestos con el bolígrafo—. Cuarto... no desafiaras mis órdenes, no trabajaras sola… si lo haces lo juro por Dios Clara, que estarás fuera y por último… se lo que significa para ti el caso del “Mayor” … trabajarás en ello… pero con mis términos … ¿te quedó claro?
Clara cerró los ojos.
—Sí, Ken lo haré como tú ordenes.
Sin saberlo Clara se acercó a él, lo abrazó y le dio un beso en la mejilla, por primera vez en un año no sentía miedo a estar en contacto con un hombre. Luego se dirigió hasta Bash y Harry y también los abrazó. Ella estaba ya en la puerta cuando Kendrew la llamó:
—Clara…
Ella se giró, y asintió con la cabeza, animándolo a hablar.
—No olvides mis términos, mis condiciones. Si Andrés dice que no estás lista, olvídate de este trato.
Ella asintió en afirmación.
—Si, Ken te he dicho que lo haré —le sacó el dedo medio—. Pero ni se te ocurra pensar que te diré Señor —salió riendo luego de escuchar el gruñido de Kendrew.
—Al parecer nos jodimos —dijo Bash divertido.
—Quiero mi jubilación, ahora —agregó Harry—. No quiero estar cuando Ethan se entere, y desate un infierno contra nosotros por haberlo ocultado todo.
Kendrew miró a los dos hombres más leales que conocía.
—Por ahora ella está de vuelta —sonrió—. Pero soy precavido, con la donación que acaba de hacer Clara a los Ghost, voy a renovar mi póliza de seguro, porque estoy seguro que Ethan me agarrará por los huevos.
—Ese es un precio que sabíamos que íbamos a pagar —Bash se encogió de hombros.
—¿Cambiamos el plan? —inquirió Harry.
Kendrew dio un suspiro de resignación, y se masajeó el puente de la nariz.
—Señores… preparen todo. Es hora de volver a casa.