Las otras condiciones de los fideicomisos

1683 Palabras

Admito que me sentí un poco descompensado cuando la vi entrar al estudio. Escurría agua por el cabello, lo que le daba una aspecto entre tierno y salvaje y, no sé si por el frío, por el hecho de que también llevaba la camiseta algo mojada o porque no llevaba puesto un sostén, pero alcanzaba a ver (aunque no quisiera) sus pezones bajo la camiseta de calaveras verdes fluorescentes que llevaba puesta (y sí, era una camiseta horrible, aunque a ella se le veía muy bien). —Salí un poco, sí —contestó a mi pregunta sobre si había estado divirtiéndose. —Eso supuse. —Me levanté de la silla y caminé hasta la parte frontal del escritorio. Valentina estaba frente a la misma gaveta de libros que en la noche anterior, a solo unos pasos de distancia—. ¿Necesitas secarte? —Así estoy bien, ¿qué necesit

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR