CAPITULO 3

2445 Palabras
                                                        "Prefiero morir de amor a que el amor me falte" Verónica. Regresamos completamente agotados de aquel baile, aunque a pesar de sentirme cansada aún tengo mucho apetito. Una mujer como yo que se considera un pozo sin fondo, adora la buena comida, banquetes grandes y en esa fiesta no pude quedar satisfecha. ¿Dónde está vas Verónica? Ya es tarde, ve a tu dormitorio —ordenó mi madre al verme ir en dirección a la cocina. —Madre por favor, no pude cenar nada que pueda considerar decente en esa fiesta. Tanto dinero y no pueden ofrecer una buena mesa de bocadillos, creo que mi dedo eras más grueso que cualquiera de esos alimentos que ofrecieron ¡No entiendo como no se mueren de hambre! —Ella está por decir algo y mi padre interviene. —Déjala Virginia, vamos a descansar. —Le susurró unas cuantas palabras al oído que hacen a mi madre sonrojar. —De acuerdo, pero no comas demasiado Verónica, después ve directamente a tu dormitorio — ordeno para subir las escaleras junto a mi padre. Con una gran sonrisa voy a la cocina y decido servirme un poco de leche y algo de pan dulce. Mientras que la imagen del señor McDonall se adueña de mi mente, no puedo sacarlo de mis pensamientos. Es un hombre guapo, bien parecido, sus ojos son grises que me envidia por ser tan claros y brillantes. Casi tan alto como el anciano de Alaric, no es el primer hombre que me deslumbra por su atractivo, pero si es el único que me deja con ganas de sable más de el ... Termino de comer y subo a mi habitación, mañana tal vez asista a la fiesta que tendrá en la residencia de los Wistol, Alaric es un gran ermitaño, odia las fiestas, todas las reuniones sociales que se llevarán a cabo en su hogar son por puro capricho de su tierna madre, "para integrarlo más a la sociedad", él me dijo que tendría una carrera de equitación y no me la podría perder por nada del mundo ... ~~~~~~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Heronimo McDonall . Regreso a mi residencia, cansado y enojado por la reunión de dichosa. "¡Oh! Jamás te reemplazarías eres muy especial para mí, Al" ... Las palabras de esa mujer, sé repiten en mi cerebro a cada instante, solo hacen que me sienta más ofuscado. Es ridículo verme en esta situación, todo por una mujer que apenas conozco, ella tiene tanto defectos, es absurdo que me fije en una mujer así, tan altanera, gorda, sarcástica, una florero ... con un carácter intrépido, interesante, divertida . ¡Basta! Debo dejar de pensar en ella. Verónica Blaze no puede provocar este tipo de sentimientos. —Lord McDonall ¿Se le ofrece algo? —Me sobresalto y siento como mi corazón casi se detiene, el señor Ford mayordomo de la casa, aparentemente de la nada, sin tener la decencia de anunciarse. —¡Por dios, viejo del diablo! ¿Cómo haces para moverte de manera tan sigilosa? Siempre me asusta, apareciendo como un espectro —le reclamé divertido haciéndolo sonreír específicamente ¿ No necesita nada, mi señor? —Nada por ahora Ford, ¿Algo importante en mi correspondencia? —Solo unas cuantas invitaciones a fiestas y fiestas ... Por cierto, hay una mañana en la casa del Duque de Pistola —El pelirrojo del Duque Pistola, tener una fiesta ... si es así la señorita Blaze, asistirá, se supondrá que son grandes amigos ¿no? La volvería a ver y estaba casi ansioso por un segundo encuentro. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~~~~ Verónica. —¡Arriba! ¡Arriba muchacha! —Me seguían retirando pero no deseaba levantarme temprano, mi cama se vio muy reconfortante para dejarla sola ahora. -¡No quiero! ¡Déjeme Tranquila! —Respondí con los ojos cerrados, escondiendo mi cabeza bajo la almohada. —Vamos ... ¿No desea probar los bollos caseros que hizo para su desayuno? —Me levanté apresurada, la palabra “desayuno” es la única manera que existe para hacerme salir tan deprisa de la comodidad de mi cama ... —¡Ya desperté! - Grité y escuche a la que mi institutriz la señorita Barbara, riéndose de mí. Ella fue la única que me soportó a lo largo de mi infancia y adolescencia, tuve millas de mujeres amargadas detrás de mí enseñándome como ser una dama refinada, sumisa, una de ellas incluso la bañé en melaza y el solté a un perro, ese día fue tan gracioso y memorable. La mujer corriendo y el perro corriendo detrás de ella, lamiéndole el trasero, me rio cada vez que lo recuerdo fue un día muy bueno. Pero Barbara nunca me controló, ni me obligó a ser alguien que no era. Se hizo mi amiga y al final se quedó conmigo. —Vamos, tienes que vestirte sus padres la están esperando —me ordenó y vi como escogió un vestido sencillo de mangas largas color morado, me trenza el cabello y me deja presentable —Cada día se pone más bonita Lady Verónica. —Gracias por el cumplido ... Pero esta fuera del lugar señorita Bárbara, aparte de catalogarme como fea, todas esas tontas me dicen gorda —ella frunce el ceño. —Señorita Verónica usted es muy bonita, además… ¡mire ese busto! Existen mujeres que matarían por tener ese busto tan lleno que usted tiene, no es gorda solo es un poquito más .... rellena, lo que la hace lucir adorable —no deseo seguir contradiciéndola es inútil. Ella sabe qué cumplidos no hacen efecto en mí, me acostumbre a ser el florero, la mujer que siempre dejan de lado. Salgo de mi dormitorio y al bajar las escaleras me dirijo directamente a la mesa del comedor, donde mis padres ya están sentados a la mesa esperándome. —¡Buenos días! —Me acerco a ellos ya cada uno le doy un beso en la mejilla para después de tomar mi asiento en la mesa. —Buenos días, hija —dice mi padre. Una sirvienta, sirve mi desayuno, huevos revueltos, pan tostado y té. —Hoy asistiré a una fiesta en la residencia de los Berfor —digo de arrepentirse y mi madre suelta el tenedor. -¡¿What?! ¡Verónica, dijiste que me acompañarías a la prueba con la modista hoy! Ruedo los ojos, odio ir a la modista, estar parada varias horas mientras una señora te pincha el trasero con una aguja no es mi concepto de divertido. —¡Madre quiero ir a esa fiesta! Le prometí a Alaric que pensaría, sabes que siempre cumplo una promesa —parece pensarlo, cuando la veo suspirar sé que ganó esta discusión. —De acuerdo, pero Barbara te acompañara. —Ella mira a mi padre y antes de que diga algo. -¡No! ¡Ni creas que me harás acompañarte a la mujer modista, eso no es de hombres! - ¡¿Por qué nadie me quiere acompañarme a la modista ?! ¡Ni que fuera de la peor de las torturas! —Refunfuño enojada, mi padre y yo nos miramos las caras para después reírnos a carcajadas. Después del desayuno, subí a mi dormitorio para elegir lo que me pondré para la fiesta, comienza a las doce del mediodía, aún tengo tiempo. Rebuscó en el armario y solo hay vestidos por aquí, vestidos por acá, mi madre tiene que dejar de comprarme tantos vestidos o hacerme un armario más grande. Habrá una competencia de equitación, no planeo usar un vestido, me dificultaría las cosas, saco una pequeña caja que tenía guardada en el fondo del armario. Al abrirla aprecio el bonito conjunto que consta de un pantalón n***o oscuro, algo ajustado, una camisa blanca manga larga, chaleco azul marino y un abrigo del mismo color ajustado en la parte de arriba y largo hasta La amistad de las rodillas. El atuendo fue un regalo de mi padre, nunca tuvo la oportunidad de usarlo, incluso puede ser considerado un poco inapropiado o indignado para una mujer usarlo, pero ¿Desde cuándo me importó si las personas les agrada o no mis ropas ?. .. me visto y me pongo mis botas de cuero. Me hizo en el espejo el peinado que me hizo Barbara sigue en su lugar, creo que resistirá. Al salir de mi dormitorio, encuentro a Barbara esperando. ¿Nos vamos Verónica? —Pregunta ella, asentí con una sonrisa —Adelante, el carruaje ya está esperándonos. Quería ir a caballo pero Barbara no sabe montar y lo menos que deseo es que se lastime por mi capricho. Al salir de la casa pude percibir varias miradas sobre mí, unas con burla y otras indignadas ¿Tan malo es que me sienta cómodamente usando pantalones que los ridículos corsé que son obligados a usar la mayoría de las mujeres? Es mi cuerpo, y tú decides con qué vestirlo. Llegamos a la residencia de los Berfor, siempre me ha encantado venir a la Casa de Alaric es mucho más grande que la mía y puedo llegar a lo que quieras, su madre siempre me ha tenido muy consentida. Después de que la diligencia nos dejó frente a la entrada, me acerqué a tocar la puerta, nadie vino a abrir así que la comencé a golpear como diez veces, hasta que Barbara me golpeó en la mano. —¡Auch! ¡Eso me dolió! —¡Pues ya deja de golpear! ¡Es de muy mala educación Verónica! —Verdo los ojos, esperamos hasta que la puerta se abra mostrando una de las sirvientas de la casa. Sofía era una joven rubia muy hermosa, nunca me agradó. Está enamorada de Alaric, la muy ingenua. —Señorita Verónica. —Saludó haciendo una reverencia —su excelencia el duque la está esperando. Entre a la casa y no vi a ningún invitado. —Es la primera en llegar señorita —me informa Sofía. Nadie nunca me quitó el ser la primera invitada, aunque llueva, truene o nieve siempre seré la primera en llegar. ¿Y Alaric en donde se encuentra? —Ella frunció el ceño. —El duque está en su despacho —responde de manera brusca. —Bien, por cierto ... asegura de cambiar esa actitud conmigo Sofía, soy amigable por naturaleza pero no me quedo callada ante nadie —le advierto calmada por respeto a la casa de Alaric. Si esta muchacha esta celosa, no es mi problema me gusta exigir respeto. —Disculpe señorita - dados entre dientes, y con una sonrosa camino hacia el despacho de Alaric, conozco su hogar mejor que la palma de mi mano, entré sin tocar y el encuentro firmando unos documentos. ¿Interrumpo? —Pregunto con mi mejor sonrisa. - Tú nunca interrumpes —se levanta y se acerca para abrazarme. Cuando estamos uno frente al otro, increíblemente desaparezco por su increíble altura. —¡Demonios! ¿Por qué tienes que ser tan alto? Me haces sentir una hormiga —refunfuñé mientras correspondí a su abrazo. —Es porque eres una hormiga —le pego un golpe en el brazo. —¡Cállate anciano! ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~ Heronimo McDonall. Termino de arreglarme para ir a la residencia de los Wistol, solo espero que Lady Blaze este en ese lugar o sino yo sea de inmediato. Al llegar no hay muchos invitados, solo unas veinte personas, están en el jardín trasero muchos preparándose para la carrera. Pero el jinete que más me llama la atención es uno que esta sobre un caballo n***o, este jinete tiene un pecho que a mi parecer es demasiado redondo, ancho y ... ¡esperen! ¿Pecho redondo y ancho? Al verlo mejor, puedo ver que es una mujer y no cualquier mujer. ¡Verónica Blaze! Su cabello largo, debe estar sostenido por su casco de protección. Es la única mujer que se prepara para la carrera, las demás están en sus asientos charlando y riéndose de manera estúpida como escandalosa. —Lord McDonall —el gigante de Alaric Berfor se acercó a mí —Que sorpresa tenerlo aquí ¿Planea participar en la carrera? Pregunté con una sonrisa tan falsa en las cuales soy un experto. Él no era de mi agrado, ni yo del suyo. Era antipatía completamente correspondida por ambas partes. —Si me prestan un caballo con gusto participaría, aunque debo decir Duque Wistol que me sorprende que deje participar una mujer. —Digo observando a la señorita Verónica que se bajó de su caballo y ahora lo estaba cepillando, revisando que todo este perfecto. —Ella es tan capaz como un hombre y debo admitir que es mejor que uno —afirmó defendiendo a su amiga. ¿Una mujer mejor que un hombre? Eso lo veremos. Lady Blaze se da cuenta de que estamos observando y se acerca a nosotros con una sonrisa que hace el verso tan bonita. —Lord McDonall que gusto verlo aquí ¿Participará en la carrera? —Es tan pequeña frente a mí, tengo que inclinar un poco mi cuello para poder considerarla, solo llega a la mitad de mi pecho y la verdad me gusta que fuera así, podría cubrirla completamente con mi cuerpo. No tengo caballo con el cual participar señorita Blaze, sino con gusto lo haría. —Eso no es problema ¿Ali? —Suplica sin vergüenza al señor Berfor. —Veré que puedo hacer, pero no me hagas pucheros. —Ella da un saltito de alegría. —¡Todo arreglado! —Es sorprendente ver como esta mujer controla a un hombre tan intimidante como lo es Alaric Berfor, pero lo que me molesta es la forma en el que ella lo mira, llena de cariño. Quiero lograr que me mire de esa manera. El Lord Berfor, se aleja dejándonos solos. —Usted y el Duque Wistol son muy amigos ¿verdad? —Pregunté sonando demasiado brusco pero ella no se inmuta ante mi tono. —Somos más que amigos —me remuevo un poco furioso, no deseo escucharla decir que está enamorada de ese hombre —Alaric es como mi hermano. —Dudo que él la veo igual, señorita Blaze —ella solo se rio a carcajadas —¡No le veo el chiste! —Él jamás podría estar enamorado de mí, créame cuando le digo milord que el corazón de Alaric no me pertenece y si así fuera de ti no podría estar con Él ... Yo si lo amo pero no como hombre, sino como se ama a un hermano o un amigo. Eso es calma un poco, solo un poco ... ¿Está realmente seguro de que él la ve del mismo modo? —Seguí con mi incesante interrogatorio y vi como ella me miró con una ceja arqueada. —Disculpe Milord pero ... ¿A qué viene el interrogatorio? —Curiosidad ... —Le recomiendo que deje su curiosidad a un lado, no pienso revelarle mi vida a alguien que apenas conozco, con permiso Milord —responde con insolencia, dándome la espalda y volviendo acercarse a su caballo. ¡Esta mujer es insufrible, grosera, impertinente y .... con cada rechazo de su parte hace que me encapriche más y más, hasta el punto de ser un loco, ¡¿Qué diablos me está pasando ?! ¡Tiene que ser una bruja! Me lanzo un hechizo que me hace pensar en ella a cada maldito instante, porque ya no le encuentro sentido a mi interés tan inquietante y repentino en esa mujer. 
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