Zack se levantó incómodo, removiéndose en el sillón. Sentía que estaba sujetado, por los brazos de Laurie. Levantó su mirada para admirar lo bello que era hasta durmiendo. Anoche ambos se habían dormido en el sillón, el uno junto al otro. No tenía nada de qué quejarse a pesar de que no había sido lo más cómodo del mundo. Su respiración chocaba contra sus mejillas y eso no le molestaba para nada. Pero como si fuera ayer, el teléfono de Laurie volvió a sonar. Solo que esta vez el dueño, no se levantó a atenderlo. El celular sonaba sobre la mesita frente a ellos. Y desde su lugar, Zack podía leer el nombre en el identificador. Noah. Noah. Noah. Noah. Y sin poder evitarlo, como si estuviera poseído se adelantó, cogiendo el teléfono. No tardó en llevarse el celular hacia su oreja. "Por

