Era muy peculiar de los chinos, como bien sabía Azalea, menospreciar sus propias posesiones, pero pensó que la compañía naviera se habría disgustado al oír describir de ese modo sus cómodos sillones acojinados. Se sentó y la señora Chang se levantó del piso para sentarse en un banco bajo. —Mi esposa me dice que quiere usted aprender nuestro difícil idioma— dijo el señor Chang. El tono de su voz revelaba a las claras que creía muy poco probable tal hazaña. —Me gustaría poder leer el chino y también hablar con la gente de Hong Kong —contestó Azalea—. Tengo sangre rusa en las venas, por lo que tal vez me resulte más fácil que si fuera totalmente inglesa. —Descubrirá que es un idioma difícil— observó el señor Chang—. ¿Hay varios dialectos chinos, pero el cantón es el que se usa más en Ho

