Va a estar interesante

1584 Palabras
POV Aidán Mi padre dice que salgamos de ahí, y nadie se opone. ¿Quién lo haría? Nadie le lleva la contraria a Alek Harrison. Solo mi madre es lo bastante valiente para hacerlo. Y claro, ¿cómo no hacerlo, si mi padre haría lo que fuera por verla feliz? Esa pequeña mujer es su debilidad y su fortaleza, como él mismo dice. Fuera de eso, nadie más se atreve. Mi padre no tiene mucha paciencia con la gente fuera de nuestra familia. En realidad, detesta socializar. Dice que las personas sacan lo peor de él, que no las tolera. Con nosotros es diferente. Es el mejor padre del mundo. Yo lo amo y admiro mucho. Es mi ídolo, y creo que se nota. Es joven, alto, imponente, inteligente, y bueno en todo lo que se propone. Su único punto débil es mi madre. Siempre está para nosotros, nos ayuda, nos escucha, nos entiende. Siempre de nuestro lado, aunque también nos enseña responsabilidad y respeto, cosas que, según él, nunca tuvo de joven. Dice que debemos ser mejores que él. Que esa es su misión en la vida. Esa… y amar como loco a mi madre. Tiene 29 años y parece de 20. Nosotros parecemos de 15, así que más que nuestro padre, parece nuestro hermano mayor. Eso hace que, al salir de dirección, muchas del instituto lo miren coquetamente. Él lo ignora —es bueno en eso—, pero Lucy no tanto. Ella las mira con mala cara. Es muy celosa con nuestro padre. Dice que solo lo comparte con nosotros y con su hermana —que es nuestra madre—, pero con nadie más. Odia que se lo coman con la vista, pero es algo que pasa seguido. Justo antes de salir de la oficina de White, me quedo de último a propósito. Quería ver a todos. Miro seriamente a White, que se pone pálido. Esto que hizo no me gustó nada. Luego miro al dichoso Luca —qué nombre más feo le pusieron—, y él también palidece, encogiéndose. Le hago un gesto de molestia. Esto no se va a quedar así. Ver a mi gemela con los ojos llorosos fue demasiado. Este me las va a pagar, y no le va a gustar. Ya se lo advertí muchas veces, pero tal parece que no fue suficiente. Voy a tener que hacer más que hablar y amenazar. Esa muñeca rota no es nada comparado con lo que yo puedo hacerle, pero debo esperar a que se recupere. Si le hago algo ahora, sería aprovecharme de su estado, y no soy así. Aunque, al final, esa mano no le va a servir de mucho. No busco problemas, pero quien toque a mi hermana se las ve conmigo. Sus padres están ahí, retándolo, y él no dice nada. Salimos de la oficina. Me pongo al lado de mi padre y abrazo a mi hermanita. Me duele ver cómo ese beso que ella tanto anhelaba, con alguien a quien realmente amara, se le fue arrebatado. Ella es una romántica. Y ese idiota le robó ese sueño. Eso me molesta demasiado. Para muchos, esas cosas son idioteces —incluso para mí—, pero para ella no. Y si es importante para ella, también lo es para mí. Lo que hizo ese idiota es imperdonable. Y justo en ese momento pasa ella: la chica que vi desde el primer día. Lo acepto, me interesa bastante, aunque aún no he logrado nada con ella. Ni siquiera lo he intentado. Ni idea tengo de cómo se llama. Es alta, blanca, castaña, de ojos verdes hermosos, cabello largo y un cuerpo que, para qué negarlo, me encantaría tocar y poseer. Cálmate, Aidán. Aún no estás en eso. Aunque con ella… sí, con ella sí quiero. Se me antoja mucho. Es una muñeca. Entra apurada a dirección. Al pasar junto a mí, suspira. Huele muy bien. Me ve un instante y sonríe. Carajo. Sí le intereso. Hace tiempo que lo noto, pero aún no me animo ni a hablarle. No está en mi salón, pero sí es de mi año. Es dos años mayor. A mí eso no me importa. Me he encerrado en los baños con chicas hasta cuatro años mayores a besarnos, y no me molesta. La edad solo es un número. No logro escuchar lo que dice esa chica, porque mi hermana me habla de lo desilusionada que se siente por haber perdido su primer beso con un idiota que no le gusta. La veo seriamente. No debería gustarle nadie. Aún es una niña. —Lucy, tú tienes clases aún, ¿verdad, hija? —habla al fin mi padre. Mi hermana asiente. —Ve a clases. Nos vemos en casa a la salida. —Alani, me imagino que estás afectada por lo que pasó. ¿Quieres irte a casa? Mi hermanita asiente casi al borde del llanto. Eso me enoja más. —Bueno, vamos a casa. Y tú, Aidán, también vienes con nosotros. No me preguntó. Solo fue una orden. Pero está claro que quiero irme con Alani. No voy a dejarla sola con cómo se siente. —Tú y yo vamos a hablar cuando lleguemos —agrega mi padre. Lo miro serio, tratando de descifrar qué está pensando. Es casi imposible. Este hombre es muy poco expresivo cuando quiere. Ahora mismo, no logro saber de qué me va a hablar. Solo asiento y lo sigo hasta el auto. En el camino, mi hermana por fin se suelta a llorar. Y eso me hace hervir la sangre. Es una niña. No debería pasar por esto. Siento unas ganas inmensas de golpear a ese idiota, pero solo la abrazo y la consuelo. Mi padre nos mira por el retrovisor y niega con una sonrisa. ¿Qué le da gracia? Al llegar a casa, Alani va directo con nuestra madre, que parece ya nos estaba esperando. Se la lleva sin decir nada. —Ven, hijo. Vamos a mi despacho —dice mi padre. Asiento. ¿Estoy en problemas? No recuerdo haber hecho nada malo. Bueno, sí… tal vez dejar sola a Alani. Y por eso pasó todo esto. Es mi culpa. Aunque mi padre nunca me ha hecho responsable de ella. De hecho, siempre dice que dejo que me manipule demasiado, que la sobreprotejo. Pero yo no creo que sea así. Entramos a su despacho. Él se sienta tras ese escritorio inmenso y yo enfrente. —¿Estás muy preocupado por tu hermana? —Claro que sí, ¿no ves lo dolida que está Alani, viejo? Él arruga la cara y se ríe. No entiendo qué le parece gracioso. —Sabes que ella le da mucha importancia a esas cosas de besos, relaciones, cuentos de amor… todas esas cursilerías. —¿Y tú no? Niego. Para mí no es para tanto. Ni siquiera recuerdo el nombre de la chica con la que di mi primer beso. Lo hice por curiosidad. Estaba linda, estábamos en primaria. Solo eso recuerdo. He besado a muchas y ni sé sus nombres. Mi padre suspira y niega con la cabeza. —Creo que realmente estoy criando una copia mía… y eso no es bueno. No entiendo por qué le molesta que me parezca a él. Para mí, eso es un orgullo. —No me gusta meterme en tu vida privada, ¿lo sabes? Asiento. Siempre lo ha dicho. —Pero creo que debo hablar contigo de cosas que solo me corresponde a mí contarte. Noté la forma en que viste a esa chica… Lo miro confundido. ¿A cuál se refiere? Vi a muchas. —La italiana, hijo. —¿Y qué tiene eso que ver con lo que pasó? ¿No me ibas a regañar por dejar sola a Alani? Mi padre niega, como si mi suposición fuera absurda. Supongo que estoy perdido. Siempre me pasa con él. Este hombre es indescifrable. —Entonces no entiendo el motivo de esta conversación. Él sonríe y se levanta. Camina hacia la gran ventana detrás del escritorio. Mira hacia la piscina. ¿Qué está viendo? —¿Hice algo malo? —Espero que aún no —dice, mirándome un instante por encima del hombro, antes de volver la vista al exterior, con las manos a la espalda—. Sabes, hijo, cuando era joven cometí muchos errores. No me gustaría que tú hicieras lo mismo. Créeme, me arrepentí mil veces al ver las consecuencias que esos errores trajeron con tu madre. Duele saber que pude haber hecho las cosas diferente. Su voz no suena como siempre. Es más apagada. Siento que va a hablarme de algo que realmente le pesa. —Nunca hablé de esto con tus hermanas, y agradecería que quedara entre nosotros. No es algo de lo que me sienta orgulloso. Pero creo que, siendo hombre, es mejor que tú lo sepas, para que no repitas mis errores. Me sorprende. ¿Mi padre cometió errores? —No fui el mejor en mi juventud —añade. Me río. Estoy seguro de que exagera. —Hablo en serio —dice con más firmeza—. Fui un grandísimo idiota. Un promiscuo que se folló a cientos de chicas sin compromiso alguno. Y no, no me hace sentir orgulloso. Me quedo helado. ¿Mi padre me está hablando en serio? Ese hombre que para mí ha sido un santo, que solo tiene ojos para mi madre, ¿se acostó con cientos de mujeres? Vaya… esta conversación apenas comienza, y ya se puso interesante.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR