Mis amigas se había ido las dos a citas, pero por suerte me dejaron quedarme en su casa, porque si tenía que volver a mi casa, creo que me iba a volver loca. Metí un paquete de palomitas en el microondas con la intención de tener una solitaria solitaria sesión de palomitas y películas. Cuando pasaron los tres minutos de rigor para que las palomitas se hicieran, espere que terminaran de explotar para sacarlas e irme al sofá. Pero no llegué a sentarme porque nada más salir de la cocina, sono el timbre. —j***r—me queje. Con la bolsa de palomitas en la mano, camine a la puerta. —¿Quién es?—pregunte con la puerta cerrada. —Bianca—me llamo Bran desde el otro lado de la puerta—¿Me abres?—pregunto. Vamos a volver un poco loco. —No puedo—dije abriendo la bolsa de palomitas y llevándome unas

