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1896 Palabras
Eliza. Tenía demasiado trabajo, mucho que traspasar, contratos que archivar y citas que programar, me estresaba demasiado, pero era eso que pensar en mis demonios que me seguían a todos lados, ese viejo no lo volví a ver y lo agradecía, era demasiado tonto siempre fue así, fácil de controlar. Me avían dicho minutos antes que el señor avía entrado a los ascensores así que camine directo a el pasillo largo que guiaba a la oficina, estaba segura de ya avía llegado a su oficina, su ascensor era persona solo para su oficina y eso era su privilegio de ser jefe. - señor Thompson - dije un poco sarcástica entrando sin tocar la puerta - me necesita para algo - necesitamos hablar Eliza - dijo seriamente pero después cambio esa seriedad a una mirada llena de muchas cosas entre ellas sexo - pero antes de eso... quiero estar dentro de ti. No le iba a dar el gusto de hacer lo que quisiera, primero hablaríamos y aclararíamos eso que estaba en su cabeza y en sus ojos, me quede mirando su rostro unos segundos y después hable. - solo hablaremos de lo que sea que quieras - dije mirándolo seriamente - aparte no creo que de bueno volver a tener sexo en la oficina, no después de que no hayan atrapado asiéndolo en la oficina. - si tu novio no fuera tan entrometido y tocara la puerta como se debe quizás no hubiera visto - dijo irritado mirándome con reproche, sus ojos estudiaban mis movimientos como si estuviera a punto de lanzarme encima de el - mi socio el señor Trevor Patterson Hudson me pidió un favor. - y eso a mí debería impórtame - dije rodando los ojos y mirando su ventanal, tenía una vista tan hermosa de la ciudad. - pues tiene que ver contigo - dijo cerio, me estaba analizando como si esperara que estas palabras me afectaran en algo - te ha acusado de cosas muy graves tan graves como robar - y que es ese favor que te pidió - dije con una sonrisa socarrona - tal vez ... que me despidieras. conocía lo suficiente a mi padre como para saber que aria hasta lo imposible con tal de que no s encontráramos en un mismo edificio, mi padre siempre fue un blando con su familia tanto que esta que creía cualquier estupidez que le dijeran de uno de sus hijos, sin antes hacer las averiguaciones necesarias, así era él. - puede ser - dijo levantando una ceja y acomodando su trasero en esa silla tan cómoda - ese hombre es tu padre y dice que le has robado unas cantidades grandes. - y tú eres tan estúpido y creíste cada palabra que salió de su boca - estaba segura que mi papa judería hasta que este hombre me despidiera - y que si compartimos genes, ese hombre dijo que no era su hija y eso le doy la razón. Mi padre era tan frio con la gente en la que desconfiaba, decía que yo era su único amor incluso me ponía por sobre mi hermana y mi madre, el nunca desconfiaba de la palabra de sus hijos incluso si esto era mentira y implicaba despedir a un trabajador inocente, decía que nosotros no éramos mentirosos, pero en eso estaba equivocado porque nosotros mentíamos tanto como el incluso en su cara. - No tiene razones para decirme mentiras a mi - dijo azotando la mano echa puño en el escritorio - Entonces piensa y as lo que quieras - no me molestaba en nada que pensara lo peor de mi - solo dirás eso - me miró fijamente - as lo que quieras. - no pienso darle explicaciones a nadie - dije muy segura - y menos a ti que no tiene nada que ver con este asunto. - me ha pedido que te despidiera - lo savia, sabía que mi padre cada vez que me encontraba trataba de hacer mi vida imposible - pero yo quiero escuchar tu versión para saber si hago lo correcto. -me importa una mierda si quieres escuchar lo opuesto a lo que te dijo ese hombre - dije irritada, siempre manteniendo el control sobre mis actos. - deja de hablarme como te venga en gana Eliza - dijo casi gritándome - soy tu jefe y merezco respeto. - ahora resulta que eres mi jefe -dije con media sonrisa - pero cuando cogemos tengo que verte como un hombre y no como mi jefe. -me estas obligando a despedirte - dijo entre dientes - pues despídeme - dije levantando la voz - me importa una mierda lo que quieras hacer. - está bien - dijo tomando en cuenta mis palabras - pasa a recursos humanos. No pensaba rogarle, saldría con la cabeza en alto de aquí, pensaba que le rogaría, pero estaba muy equivocado, avía desconfiado de mí y de mi palabra y eso no lo perdonaba nadie, ni si quiera a mi padre. - espero volver a verte en mi cama o en mi escritorio - dijo sonriendo recostado en su silla como si estuviera muy tranquilo, me acerque a su mesa y cuando llegue a él le propine una buena una bofetada - vete a la mierda cobrón - dije con resentimiento sobando mi mano -Maldita sea Eliza - dijo tomándome de las muñecas con fuerza - estas sacándome de mis casilla... - y que esperabas cobrón - dije tratando se soltarme de su agarre - que te recibiera con la pierna abierta después de semejante numerito que as montado. Él le creía a mi padre completamente incluso antes de si quiera peguntarme a mí y no lo culpaba después de todo no me conocía del todo, el solo veía lo que yo quería que viera en mí, estaba segura de que papa de avía dicho más cosas después de decirle los problemas que atormentaban a su cabeza, mi papa era capaz de hacer cualquier cosa por dinero in ambición, ponía a su familia por sobre los negocios y ahora lo estaba demostrando, que yo no era más que una extraña en su vida. - quería saber tu versión - dijo cabreado marcando más sus dedos en mi piel blanca - pero con esto confirmas que tú eres una ladrona. - NO - dije en un grito - no he sido yo pero el hecho de que te diga esto no quiere decir que te voy a dar una maldita explicación. - entonces lo investigaré por mi propia cuenta - me amenazó - y cuando sepa que paso... No lo deje terminar lo que iba a decir - y cuando sepas que paso no estaré aquí para saber tu maldita opinión – dije irritada por su presencia Dijo soltándome por fin de su agarre y de verdad quería irme en ese momento, estaba a punto de desesperarme su presencia, avía deseado que me despidiera y cada vez que lo pensaba era casi imposible porque él no parecía de los hombre que despidieran a la primera, pero ahora que paso, me decepcionaba que solo lo asiera por pedido de mi padre, pero también agradecía que me por un lado me alejara de mi padre, el que siempre que me encontraba Asia que por una o otra me fuera mal, ahora lo estaba pidiendo directamente pero las veces anteriores lo trataba otra persona por él. Estaba tan enojada que no sabía a donde dirigirme a lo hora de salir de la oficina, era tan estresante que mi maldito padre se saliera con la suya, quería gritar en estos momentos, pero estaba en el maldito trabajo donde todos me miraban, llegue a la oficina, lo primero que hice fue pedirle a mi secretaria, que se tomara el día libre, me iría en silencio sin nadie que se enterara que me avían despedido. Me senté en la silla y cerré los ojos un momento, mi tranquilidad no duro mucho pues alguien abrió la puerta, pero supuse que era mi secretaria ya que con la confianza que teníamos ella hacía cuanto quisiera, pero sabía que no era ella por que nunca dejaba que la puerta se estrellara contra la pared que estaba atrás de esta, en mi pensamiento solo avía dos personal así y eran cole y el maldito imbécil de mi jefe. No quería abrir los ojos, estaba cansada de tanto estrés del trabajo y ahora que me quedaba si estaba pensando en que iba a distraerme para no pensar en cualquier cosa negativa que me afectara, sentí los pasos de la persona acercarse, pero no le di importancias hasta que ese alguien acarició mi mejilla y me obligue a abrí los ojos, me arrepentí de abrirlos porque el que me tocó era el idiota de Prescott. - aleja tus sucias manos de mi persona - le di un manotazo - que no sabes tocar. Estaba a nada de golpearlo y salir corriendo. - es mi empresa - dijo con una media sonrisa - puedo entrar donde quiera y cuando quiera. - pues mientras no me balla sigue siendo mi oficina- volví a cerrar los ojos – todavía no me dices que mierda quieres aquí - dije irritada. - quiero despedirme – dijo tranquilo, pero con deje de malicia en sus palabras - como se debe despedir a mi compañera de trabajo y de cama. Quería tocarme, pero lo alejaba dándole manotazos y empujándolo desde donde estaba sentada. - pues no esperes mucho de mi mas que una buena que te quiero dar y un adiós. Estábamos solos completamente callados, parece que no sabíamos convivir como personas normales, cuando estábamos solos era tener sexo y irnos cada quien por su lado, el silencio acabo cuando mi secretaria decidió entrar a mi oficina para despedirse y irse a casa sin si quiera mirar a quien estaba adentro. - que nadie nos moleste - dijo mirándome a los ojos. - tengo pendiente que arreglar con la señorita y no quiero que nadie. - sí señor - dijo sonriendo nerviosas – solo vine a despedirme la señorita me a dado el día libre así... que me voy ... ordenare que nadie entre a este piso del edificio si así usted lo desea. Ella le tenia pavor, decía que era un ser muy frio y sin nada de amabilidad en cada palabra que salía de él, ella prefería alejarse corriendo que enfrentar la mirada de su jefe y ese mal carácter que se cargaba - no te preocupes be tranquila – dije parándome frente a ella y tomándola de los hombros - te llamare luego. Después de todo ella era la única aparte de cole en la que confiaba, era una ternura andante y era inevitable no ser buena con ella, salió como si la persiguieran, y nos quedamos solos, se acerco a la puerta poniéndole seguro y regresando para tomarme firmemente de la cintura para de una besarme tan duro asiendo que nuestros dientes se chocaran entre sí, dejando que nuestras leguas se fusionaran y que la excitación creciera. Era un beso ardiente, lleno de deseo marcado en el por parte de los dos, empezó a desabrochar los botones de mi blusa, y yo los des su camisa, tal vez disfrutaría esto y quizás lo olvidaría cunado me largara de aquí. NO HAY PEOR DESPEDIDA QUE LA QUE NO TUVO EXPLICACION.
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